Pov: Katherine
La ansiedad me estaba matando, quería acabar con esto ya. Las manos no paraban de temblarme, no sabía donde ponerlas debido a la inquietud. A la incertidumbre, de que pasará en unos cuantos segundos en la sala donde estoy. Si la sentencia que dictará el juez será favorable, y que eso suponga que nadie vuelva a caer en las manos de ese miserable. O si al final, luego de tanto luchar, los malos acaben ganando.
Veo como mi padre entra esposado y es llevado hasta su asiento y comienza a hablar con su abogado. Al verlo ahí debería sentir algo, pero la verdad es que solo siento una total indiferencia.
Noto como Alexander me toma de la mano, acariciándola suavemente. Él sabe perfectamente como me encuentro, ha estado en todo momento a mi lado. Después de todos mis rechazos sigue ahí. Apoyándome en todo momento, animándome cuando estuve apunto de rendirme, e incluso siendo mi paño de lágrimas.
A pesar de que no me gustó su comportamiento, lo mal que me trató cuando se descubrió mi pasado, he acabado entendiendo por qué lo hizo. Las personas a veces cuando se sienten traicionadas, hacen lo primero que se les viene a la cabeza, sacar sus propias conclusiones y encerrarse en si mismos. El miedo algunas veces, nos hace tomar decisiones de las que más tarde nos arrepentimos, pero eso no se puede evitar. Porque es como una autodefensa para que así nos sintamos más protegidos. Cada uno de sus actos me demuestran el amor que siente por mí.
Se escucha como se abre la puerta de la sala del juicio, y por ella entran mi madre y mis dos hermanos. Nuestras miradas se encuentran durante unos segundos, pero rápidamente mi madre es la primera en darse la vuelta e ignorarme. Su forma de actuar me hiere profundamente, tenía la esperanza de que después de todo tuviese un poco de compresión, pero ya veo que no. Mi madre sigue apoyando a ciegas todo lo que mi padre hace. En cambio mis hermanos se quedan observándome, no sé durante cuanto tiempo, ya que Alexander me toma por la barbilla susurrándome al oído:
- Todo va a salir bien, cariño.
- ¿Tú crees?
- Sí. Estoy seguro.
- Yo estoy de acuerdo con el cabezón.
Escucho decir a mi abuelo rompiéndonos nuestro momento. Alexander pone los ojos en blanco como solo él sabe, mientras mi abuelo y yo nos miramos con una sonrisa de complicidad. Él también ha sido el que ha estado a mi lado todo el rato, después de todo en ninguno de estos días se ha alejado de mí, incluso me acompañó cuando Alexander y yo fuimos a la comisaría a poner la denuncia. Pero él no ha sido el único que me ha apoyado, si no también los padres de Alexander, sus hermanos, Emily, y Christian. Todos han estado ahí, cuando más los he necesitado y es algo por lo que les estoy profundamente agradecida.
Pero la tranquilidad pronto se acaba, cuando el juez da comienzo al juicio.
- Caso número mil doscientos trece, contra Connor Wilson. Por parte de la acusación, la señorita Katherine Walker y el señor Alexander Spencer. Representados por el abogado de la acusación el señor Jacob Evans. Ministerio fiscal por el señor Tom Edison. Por parte de la defensa el señor Anthony Perkins.- dice el juez.- Que comience el abogado de la acusación.
- Con la venia, señoría. Mis clientes el señor Spencer y la señorita Walker, están aquí para acusar formalmente a Connor Wilson.
- ¿De qué se le acusa?- inquiere el juez.
- Se le acusa de espionaje industrial, malversación, chantajes, intimidación e inducción al asesinato por parte del señor Spencer. Y de maltrato físico y psicológico, tráfico de menores y amenazas por parte de la señorita Walker.
- Tengo entendido que el acusado es el padre de la señorita Walker.
- Sí, señoría. Así es.
- Supongo que hay pruebas de todo esto.
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El destino que nos une [+18]
RomantikAlexander Spencer. Frío, calculador y mujeriego. Él es uno de los hombres más poderosos e influyentes de Inglaterra. Experto amante pero despiadado en los negocios. Katherine Walker, una mujer hermosa, independiente y soñadora. La cual no caerá ante...