Capítulo 11: Una pijamada llena de confesiones

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Pov: Katherine

Ya había llegado a casa hace un rato y había pedido una pizza de pepperoni y otra de cuatro quesos, solo éramos dos pero la verdad es que nuestros estómagos eran un pozo sin fondo. Al cabo de media hora, cuando ya tenía preparadas las bebidas y colocado el sofá para sentarnos a ver una película. 

Una hora después el telefonillo de mi apartamento, comenzó a sonar llamando mi atención. Dejando a un lado lo que estaba haciendo, me acerqué hasta allí para contestar.

- ¿Sí?

- Vengo a robar, serías tan amable de abrirme la puerta.

Rápidamente reconocí la voz de Emily, pero aún así decidí seguirle la corriente, dispuesta a darle una lección.

- Mmm, mejor vete a otro sitio.

Sin dejarla siquiera responder colgué. Sabía que ahora mismo seguramente estaría muy enfadada. Fuera se oía llover a cántaros, acompañado de un viento que hacía batir las ventanas, que me hizo imaginarme lo mucho que se estaría divirtiendo Emily.

En menos de un minuto, el aparato que estaba conectado al timbre del portal de mi edificio, sonó innumerables veces. No fue hasta cinco veces después, que acabé descolgando de nuevo.

- ¡Ábreme cabrona, me estoy empapando por tu culpa!

- Ya voy, ya voy.- respondí entre risas.

Abrí la puerta de mi apartamento, esperando que llegase hasta mi apartamento, hasta que al cabo de unos segundos ante mí apareció Emily toda empapada, con una cara llena de enfado.

- ¡Voy a matarte!

- Eso te pasa por hacer tus estúpidas bromas, a ver si así paras de una vez.

- ¡Una intenta ser amable, y mira lo que pasa!- brama entrando al apartamento- ¡Que sepas que esta me la apunto!

Conociendo perfectamente el lugar, se dirige hasta la cocina, sentándose en la primera silla que encuentra para quitarse así el calzado, prosiguiéndolo así su abrigo, totalmente empapado.

- ¿Estaba buena el agua?

Procuro aguantar la risa, pero acabo desistiendo al ver la mirada que me lanza, mostrando lo poco que le gusta recordar el rato que la acabo de hacer pasar.

- Vale, vale, ya está. ¿Quieres que vayamos a ponernos el pijama, pollito?

Al momento, Emily entiende mi referencia levantándose y comenzando a perseguirme por todo el apartamento. En un intento de escape me dirijo hasta mi habitación, trato de cerrar la puerta, pero mi amiga llega antes, logrando que comencemos un forcejeo lleno de risas. 

Finalmente consigue entrar dentro de la habitación,  abalanzándose contra mí y tirándonos a ambas en la cama, mojando todo, mientras comienza a hacerme cosquillas.

- ¡Te vas a enterar!

- ¡Para, para ya, Emily!- pido sin poder controlar la risa- ¡Ya aprendí la lección!

- ¿Estás segura?- pregunta entrecerrando los ojos- A lo mejor tengo que estar toda la noche así, para que sepas que no puedes meterte conmigo.

- No, sé que eres capaz. Además la que saldría perdiendo serías tú, porque no podría contarte lo que tenía pensado...

- ¡Qué!. ¡Cuenta ya!

- ¡No!. Ambas estamos empapadas, tendremos que ducharnos, si no queremos coger un resfriado.

- Tienes razón, estamos empapadas. Ni un hombre me había puesto tan mojada nunca.

- ¡Emily!

- Sí, lo sé. Una pena.

El destino que nos une [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora