Capítulo 43: Desesperación

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Pov: Katherine

Había perdido ya la noción del tiempo. No llevaba ya ni la cuenta, de las horas o días que llevaba aquí encerrada. Pero sí de los golpes que me había dado Michael por mi continuo rechazo. Me negaba rotundamente a aceptar cualquier cosa de ese demente. Por eso llevaba ya varios días sin comer. Solo verle acercarse a mí, hacía que me encogiese de terror y repulsión, al recordar lo que ya me había hecho años atrás. 

Ya tenía asumido que no iba a poder escapar de aquí, solo un milagro podría acabar con esta tortura. Me sentía ya muy débil y mareada. No tenía ni fuerzas para moverme. Pero aunque tuviese fuerza alguna, no podría escapar, porque Michael me sigue teniendo atada, y no deja de vigilarme en ningún momento.

Lo que más miedo me daba era la oscuridad. Por el día me llegaba un poco de luz, que entraba por una pequeña ventana que había en el almacén, en el que me mantenía encerrada. Pero por la noche estaba constantemente alerta, ya que en esa oscuridad me sentía totalmente desprotegida.

El ruido de unas llaves abriendo una puerta, me sacó de mi aturdimiento. Veo como Michael entra con una bandeja de comida, y eso hace que mi estómago gruña. Callada, observo como después de apoyar la comida en una mesa, se acerca hasta a mí. Saca una navaja, y me corta las cuerdas de las muñecas. 

- Levántate.- dice en voz baja.

Intento incorporarme como puedo, pero me caigo de bruces. Mis piernas no me sostienen. Cuando me ve caer, me levanta en brazos y me lleva hasta la silla, donde está la mesa en la cual está la comida que me ha traído.

- ¡Come!

- No tengo hambre.- susurro casi sin voz.

Escucho como suspira harto de mi negativa a probar bocado. Y veo como de repente se aleja de mí, dirigiéndose hacía una esquina y tomando de allí una silla. Acercándola hasta donde estoy, para luego sentarse a mi lado. Me quedo quieta observando cada uno de sus movimientos, esperando que vuelva a gritarme, o incluso me golpearme. Pero lo único que hace es tomar los cubiertos que hay en la bandeja, y cortar en pedazos muy pequeños la carne y la ensalada del plato.

- Toma.- dice ofreciéndome un bocado.

- Michael, ya te dicho que no tengo hambre...

Ante mi respuesta, suelta bruscamente los cubiertos en el plato, haciendo que me sobresalte. Me toma fuertemente por el cuello, acercándome hasta su rostro y furioso me dice:

- Cariño, ya me estoy hartando de tu maldito comportamiento. Así que te aconsejo que comas de una puta vez, si no quieres que me enfade, tire con todo esto, y te lo haga comer directamente del suelo.- me amenaza, mientras me apretaba el cuello.- Por lo que dime qué prefieres, pequeña. ¿Qué te lo haga comer del suelo, o que tu marido te lo de con amor?

- Está bien, dámelo tú.

Satisfecho con mi respuesta, empieza a darme la comida. Así hasta que su teléfono comienza a sonar. Y lo toma alejándose de mí. Sigo comiendo, tratando de escuchar con quién habla, pero me es imposible. Con quién sea que esté hablando, lo hace demasiado bajo, al parecer para que no escuche. Tomo el cuchillo para cortar el resto de la carne y me quedo mirándolo pensando que con él podré escapar. Pero ese pensamiento rápidamente se va de mi cabeza. Ya que si tomo el cuchillo se dará cuenta, y las consecuencias serán muy duras para mí. 

Tomo el vaso de agua, pero de pronto siento una mano en mi hombro que hace que me asuste, y se me caiga al suelo. Michael no muy contento por mi sobresalto, se enfurece. Vuelca la mesa tirando todo al suelo. 

- ¡¿Eres tan inútil, que no eres capaz de sujetar un vaso?!, ¡Ya me estás hartando!- grita pegándome tal bofetada, que me tira al suelo.

Caigo sobre los cristales, haciéndome varios cortes. Sin pensarlo guardo uno de los trozos en mi bolsillo. Rezando para que no se dé cuenta. Y dando gracias al cielo, de que ahora haya una posibilidad de defenderme y tener la oportunidad de poder escapar de aquí.

El destino que nos une [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora