Capítulo 38: El mal acecha

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Pov: Katherine

Dicen que cuando estás de vacaciones en algún rincón de mundo, conectando con tu yo interior y pausando tus obligaciones por un momento, es lo más relajante del mundo, ¿no?

¡Pues en mi caso no! Había llegado con unas expectativas altísimas de que éste sería un fin de semana apacible, tranquilo, reconfortante... ¡Pero llegado el momento, me di cuenta de que no! Solo llevaba unas horas con toda esta "familia" de locos, y ya quería arrancarme los pelos. Bueno, a todos ellos y a Emily, mi amiga que no dejaba de entrar al trapo con las contantes provocaciones que le hacía Edward. El único que se salvaba de mis ansias asesinas era Christian, porque al menos era el que me hacía más ameno el vuelo con las continuas insinuaciones picantes que le lanzaba al primero que se le ocurriese. El tío no se daba cuenta que los Spencer son muy heteros. Pero claro estamos hablando de Christian el que liga hasta con una planta...

- ¡Espera, espera, espera!- exclamó Emily llena de ira- ¡Me estás diciendo que tengo que compartir habitación con este cazurro!- la recepcionista no sabía donde meterse, era tal la furia de mi amiga, que pensaba que también iba tomarla con ella.

- Señorita, yo solo hago mi trabajo. Les he hecho esta propuesta equitativa para que todos puedan sentirse cómodos y a gustos, a falta de habitaciones en el hotel.

- ¡¿Equitativa?!, ¡De equitativa nada, guapita!, ¡Te lo vuelvo a repetir!- dijo mirando la chapa identificativa de la pobre chica, que por su expresión seguro que ahora mismo estaría maldiciendo al mundo, por haber puesto en su camino a Emily- Verás...Michelle...¡Michi, querida! Como comprenderás, a nadie le gustaría tener que estar al lado de un mandril, que podría contagiarme hasta..., ¡hasta la sarna! Así que te agradecería, muchísimo, Michi, que me busques otra habitación o que cambies la repartición "equitativa" que me acabas de mencionar.

- ¡Oye, que aquí la que puede contagiar algo eres tú, cariño!- estalló furioso Edward.

- ¡¿Cariño?!. ¡A mí no me insultes, perro sarnoso!

- A ver, a ver. ¡Tranquilidad!- dice Alexander intentando poner orden entre estos dos cabezotas.- Emily, podrías tener un poquito de solidaridad y aceptar estar estos días compartiendo habitación con mi hermano.

- Ni en sueños. Yo a solidaridad le llamaría que tú me dejases dormir con Katherine en vuestra habitación, y tú te vayas a dormir con el cazurro este o con quien sea.

- Ni hablar. Además Katherine duerme mucho mejor a mi lado.

- No creo yo que Katherine tenga ningún problema en compartir cama conmigo, ¿verdad, amiga mía?

- ¡Hey, a mí no me metáis en esto!, ¡Además Emily, que mas te da dormir unos días con él!

- ¡Que no, que no!. ¡Ni muerta!

- ¡Pero si hasta hace unos días estabas tirándotelo!- digo irritada sin siquiera saber la que acabo de soltar.

Todos se quedan en silencio, hasta puedo ver como algunas de las personas que estaban dispersas por el vestíbulo se me han quedado mirando. Y mientras me voy dando cuenta yo misma del significado de mis palabras, veo como mi amiga entra en estado de shock.

- ¡Como has podido decir esto, te consideraba como una hermana!- dice Emily dramáticamente, como solo ella sabe hacerlo- ¡Agh, soy una incomprendida!. ¡Yo me vuelvo a Londres ahora mismo!

Agresivamente tomó su maleta y comenzó a caminar a pasos militares hacia la salida, cada persona que se le cruzaba por delante, se apartaba deprisa con solo ver su cara de ira. Pero a Edward no parecía importarle mucho que mi amiga hubiese entrado en erupción y soltase por la boca sapos y culebras, que harían enrojecer a cualquier motero de carretera. Porque en unos segundos el mismo, se había acercado a grandes zancadas hasta ella, que ya casi se encontraba a mitad de camino, y la había tomado por la cintura subiéndosela a los hombros.

El destino que nos une [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora