Capítulo 41: La verdad de Katherine

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Pov: Katherine

Alexander Spencer. El hombre con el que pensaba que pasaría el resto de mis días. El que me tomaba de la mano y me decía lo hermosa que era. El que me ayudaba en cada uno de mis problemas. El que me dijo que me amaría, por encima de todo...

Pero recordar todas esas cosas no valía la pena. Se había ido. El hombre del que me había enamorado, me había echado de su vida. Cada vez que recordaba el maravilloso amor del que disfrutamos un día, hacía que mi corazón se encogiese de dolor. Porque sí, dolía. Dolía saber que ya no estaba a mi lado. Y todo por mis mentiras, por querer ocultarle mi pasado. 

En todos estos meses en los que me alejé absolutamente de todo, muchas veces deseé tenerlo delante y confesarle todo. No puedo recordar las infinidades de veces que fui a su empresa, a su casa, siempre con la intención de contarle la verdad, sabiendo que ya no podía perder más de lo que ya había perdido. Pero nunca pude. No pude porque soy una cobarde. Una maldita cobarde. Y ahora, ya no hay nada que hacer. Él me odia, y punto. 

- ¡Kat!, ¿Cómo van esas hamburguesas?

- ¡Bien, jefe!- contesté despertando de mi ensoñación.- ¡En un momento salen!

Llevaba ya dos meses trabajando, en un establecimiento móvil de comida rápida. Fue el único trabajo que conseguí encontrar y en el que me contrataron. Y presa de la desesperación tuve que aceptar. La verdad, el trabajo estaba bastante bien, lo único que tenía que hacer era cocinar continuamente comida basura, mientras Ben, mi jefe, se dedicaba a servirles la comida a los clientes y cobrarles e ir conduciendo por todo Londres, en busca de más clientela.

Una vez que las últimas hamburguesas del día salieron, me puse a recoger y limpiar todo lo que había manchado durante el día. Mientras Ben acaba de cobrar y cerraba la persiana, por la que atendíamos a los clientes. 

- Bueno...- escuche decir a mi jefe, mientras se acercaba a mí.- ¡Hoy hemos tenido un día productivo, eh!

- Sí, no ha estado nada mal.- dije acabando de ordenar todo y quitándome mi mandil.

- ¡Ah, casi se me olvida decírtelo, Katherine!

- ¿Qué pasa?

- Hay un chico a fuera esperando por ti, lleva ahí un buen rato. Cuando llegó me preguntó por ti, y le dije que estabas ocupada. Al rato, pensé que se había ido, pero no, sigue ahí.

¿Qué chico?, supongo que será Christian. Aunque juro haberle escuchado decir, que esta semana se tenía que ir a hacer una sesión de fotos a Miami.

- Oh, está bien, Ben. Iré a ver quién es entonces. Nos vemos mañana.

- ¡Hasta mañana, guapa!- escuché decir, mientras bajaba del camión.

A primera vista no vi a mi amigo por ningún lado, así que seguí caminando buscándolo. Pasaron unos minutos y aún no lo había encontrado, hasta que sentí como alguien me tomaba del brazo. Me giré preparada para hablar con mi amigo, pero no era él si no...

- ¿Alexander?- dije atónita.

Durante unos segundos no respondió nada. Podía sentir como observaba mis pintas, y no me extrañaba, en verdad daba asco. Mi pelo olía a pura fritanga y mi ropa estaba llena de grasa. Me quedé quieta sin saber que hacer, su mirada me ponía incómoda. Hasta que no aguanté más y di el primer paso.

- ¿Qué haces aquí, Alexander?

- ¿Estás trabajando aquí?- dijo mirándome con el ceño fruncido ignorando mi pregunta.

- Sí.

- ¿Qué haces aquí?- pregunté de nuevo.

- Necesito hablar contigo.

El destino que nos une [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora