Pov: Katherine
Ya había pasado justamente una semana de haber hablado con esa pareja de mediada edad, por lo que hoy también era viernes. La semana anterior cuando los había conocido pasé una vergüenza descomunal al enterarme de que esos señores eran los padres de mis jefe, aunque eso no fue lo peor de todo, lo peor fue tener que escuchar a la encantadora madre de los chicos, que hablaba sin parar, como no paraba de halagarme y convencerme para que fuera un día a su casa a cenar con ellos y poder conocerlos. A todo esto mi mente decía en todo momento "¡Tierra trágame". Finalmente acepté la propuesta y marché pitando de allí.
Precisamente hoy era el día de la cena, así que aún tenía unas horas para prepararme y mentalizarme para ese momento. Me encontraba ahora en la oficina de mi jefe, como todos los días, y el muy cabrón se había burlado de mí nada más verme, diciéndome que me preparara para esta noche que iba hacerme sufrir. Ignoré completamente sus palabras y empecé a anunciarle su agenda de hoy y dándole algunos documentos para firmar, éste cambió rápidamente el chip y se puso en modo "jefe serio", comenzamos a hablar de diversas cosas de la empresa.
- Pues eso sería todo.- dije una vez nos pusimos de acuerdo en las fechas de las próximas reuniones que tendría la próxima semana, y firmó los documentos.
Abrí la puerta para salir de la oficina, pero mi jefe no debía estar aún de acuerdo del todo, ya que me agarró de la cintura impidiéndome salir y me empujó contra la puerta cerrándola de nuevo.
- ¿Qué quie...?- comencé a replicarle, pero no pude decir ni una sola palabra y ya había juntado nuestros labios en un apasionado beso.
Mi jefe me tomó por las caderas en el aire y me acostó en uno de los sofás que tiene en su oficina, sin dejar de besarme, yo seguía el beso al mismo ritmo que marcaba mientras tiraba de sus mechones de pelo entre mis dedos suavemente, intentando no dejarlo calvo aunque estoy por apostar que aunque se quedase calvo para mí seguiría siendo sexy. Mi calvito sexy, apoyó mis caderas en uno de los reposabrazos del sofá y me dejó allí tendida, observándome durante escasos segundos.
- No tienes ni idea de la larga lista de cosas que quiero hacerte, pero ahora podemos empezar con un par.- me dijo ronco apenas a unos centímetros de mis labios.
Después de un par de besos más, bajó hasta mi entrepierna y agarrándome de las caderas, empezó a dar besos desde el interior de mis muslos hasta llegar a la parte excitada entre mis piernas. De un tirón arrancó el tanga que cubría mi sexo dejándome expuesta a él. Mi jefe se acercó lentamente a esa parte expuesta y chorreante que lo esperaba ansiosa, y empezó a lamerme como si de un helado se tratase. Internó la lengua lo más hondo posible haciendo que empezara a notar como se acercaba poco a poco la cúspide de mi orgasmo. Aproximó sus dedos hasta mi clítoris el cual en un principio acarició, hasta que notó como las paredes de mi vagina se contraían para así pellizcar mi sensible botón de placer. Dio otra lamida más cuando noté como llegué a mi tan esperado clímax.
- ¡Ah, Ah! ¡A- Alex!- fue lo único que conseguí decir, después de haberme corrido.
Después de exactamente dieciocho minutos de besos, orgasmos, etc. me levanté del sofá totalmente complacida y relajada. Me acomodé el vestido y me di la vuelta hacia mi jefe que estaba acostado en el sitio que acabábamos de hacer cositas.
- Devuélveme mi tanga.- le dije extendiendo mi mano, esta vez no se me iba olvidar ir sin bragas por ahí...
- No. Es mío.- dijo levantándose del sofá.
- ¿Perdona?, ¡No voy andar en plena empresa sin bragas!
- Me parece que vas a tener que hacerlo.- me contestó burlesco el muy capullo.
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El destino que nos une [+18]
RomanceAlexander Spencer. Frío, calculador y mujeriego. Él es uno de los hombres más poderosos e influyentes de Inglaterra. Experto amante pero despiadado en los negocios. Katherine Walker, una mujer hermosa, independiente y soñadora. La cual no caerá ante...