Epílogo

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Pov: Katherine

Voy caminando tranquilamente por el sendero del parque, disfrutando de un estupendo día soleado. A mi alrededor había un montón de niños correteando y jugando con sus padres. Eso hace que a mi cabeza vengan vagos recuerdos de mi tormentosa infancia. Que envidia me daba ver a esas pequeñas e inocentes criaturas. Me entristecía ver como a esos pequeños los trataban cariñosamente, mientras que si yo pedía mimos y cariño, lo único que hacían mis padres era apartarme y tratarme con mano de hierro.

Al parecer les molestaba, aunque eso ya no supone ningún problema para mí. Al final, el tiempo pone a cada uno en su lugar.

- ¡Katherine!

Me doy la vuelta encontrando a mi abuelo, sonriendo ampliamente al verlo.

- Hola abuelo.- Lo abrazo con fuerza.- ¿Cómo estás?

- Muy bien, cariño. Me alegro que vinieras.

- Como para no venir.- digo mofándome.

- Anda siéntate.

- ¿De que querías hablarme, abuelo?- digo una vez estoy sentada a su lado.

Él se queda unos segundos mirándome con aspecto pensativo, no sé que le estará pasando por la cabeza decirme, es como si tuviese miedo a hablarme de ello. Entiendo perfectamente lo que le pasa, cuando escucho:

- ¿Katherine, has pensado en lo que vas hacer con la herencia de Michael Rossi?

- Abuelo, no entiendo a que te refieres. ¿A que viene esa pregunta?

- Me refiero a que tu matrimonio es legal. Él no tiene otra familia, por lo tanto tú eres su única heredera.

- Abuelo, si de verdad piensas que voy a acep...

- Yo solo digo que después de todo lo que has sufrido a lo largo de los años, ahora te mereces ese dinero. Y eres libre de hacer lo que quieras con él.

- ¿Hacer qué?, ¿Qué se supone que puedo hacer con ese dinero sucio?- digo alterada.

Solo de recordar cualquier cosa relacionada con ese ser, hace que se me ponga la piel de gallina.

- Katherine, con esto que te estoy diciendo, no pretendo que lo aceptes para comprarte ropa o joyas. Ya sé que no lo vas a hacer. Es más, prefiero yo mismo comprarte lo que sea, que saber que has gastado en ti ese dinero manchado.  Pero siempre puedes utilizarlo con un fin altruista.

- ¿Qué quieres decir?- inquiero con confusión.

- Aunque me duela decirlo, cariño. Has sido una mujer maltratada, y eso es algo que nunca podrás cambiar, ni siquiera olvidar.- confiesa con dolor en sus ojos.- Pero lo que sí puedes es hacer bien, ayudando a mujeres que han pasado por condiciones parecidas a las tuyas. Y con esto me refiero a que con ese dinero, en vez de rechazarlo, puedes utilizarlo para crear una asociación para mujeres maltratadas.

Por mi cabeza pasan millones de visualizaciones, imaginándome y pensando lo que conllevaría eso. Estaría llevando a cabo algo realmente complicado, pero aún así en el fondo de mi corazón, me alegra saber que puedo aportar un pequeño y minúsculo granito de arena, que puede ayudar a contribuir a salvar a mujeres y niños que sufran maltratos, ya sea hoy o en el futuro.

- Me parece una idea genial, abuelo. Creo que es lo mejor que podemos hacer con ese dinero.

Horas después me encontraba en mi apartamento, mejor dicho, en mi antiguo apartamento. Ya estaba todo listo para mi partida, Había vaciado por completo la que había sido mi vivienda durante unos meses. Cada uno de mis objetos personales se habían quedado reducidos a unas cuantas maletas. Tenía un billete en la mano hacía mi nuevo destino. Mi nueva vida.

El destino que nos une [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora