Sin vuelta atrás

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Seokjin a pesar de encontrarse en una postura algo incómoda, y especialmente poco favorecedora, estaba más que ansioso por soportar todas las amenazas de Namjoon.

¿Quién lo hubiera imaginado?

¿Cómo podía estar tan loco?

Sonrió contra la arrugada colcha y movió un poco el trasero. Era la primera lección aprendida. La ley de causa y efecto.

La respuesta del alfa fue inmediata.

—Por mucho que lo pidas te follaré cuando yo quiera. —Otra cosa era que la expresión "cuando yo quiera" significase exactamente eso, pues su control iba descendiendo en picada.

Namjoon detestaba ser él, precisamente él, quien en ese instante pareciese un inexperto a la hora de manejar la situación.

Para poder seguir llevando los pantalones en esta extraña relación decidió desabrochárselos para conseguir así soportar mejor la presión constante sobre su pene, que por lo visto iba por libre, buscando sin obedecer a nadie el camino natural.

Metió de nuevo la mano entre las nalgas del omega; estaba más que preparado para penetrarlo, pero decidió jugar un poco más, acariciándolo con sus dedos, sujetándolo con la otra mano en la parte baja de la espalda para que se estuviera quieto. Y porque, además, ese trasero estaba pidiendo a gritos algo más que la simple observación.

Extendió esa mano de tal forma que su dedo meñique resbaló entre sus glúteos buscando ese orificio en el que pensaba entretenerse.

El omega levantó inmediatamente el culo ante esa intromisión.

—¡No! —jadeó.

—¿No? —preguntó él a su vez con un deje de humor—. Me parece que no estás en disposición de exigir nada... —Y después añadió en tono despectivo—: Querido.

Dicho esto, presionó de nuevo y el omega aceptó esa invasión. Quizá se había lanzado a la piscina sin saber la profundidad, porque en ese momento empezó a dudar.

Pero... ¿qué sabía Seokjin de estas cosas?

¿Debía protestar ante el tono marcadamente despectivo con el que pronunciaba "querido"?

Namjoon sonrió. Vaya con el jovencito Choi. Estaba resultando ser toda una caja de sorpresas. Por lo visto también llevaba una doble vida, pues su protesta, poco efusiva, le dejaba claro que estaba disfrutando.

La situación se estaba poniendo de lo más interesante.

Sacó los dedos empapados y se inclinó hacia delante colocándoselos frente a la cara y moviéndolos para que los fluidos se deslizasen entre sus yemas.

—Te estás deshaciendo, querido; estás chorreando.

El omega no podía refutar nada de esa afirmación. Estaba demasiado sorprendido, y no solo por las reacciones de su cuerpo sino por ante quién reaccionaba.

No entendía muy bien todo cuanto le estaba pasando, pues hasta la fecha Seokjin no tenía esa clase de inquietudes. «Pero bienvenidas sean», pensó, si es que lo que le pasaba por la cabeza podía llamarse pensar.

Namjoon decidió que ya era hora de desnudarse. A pesar de todos sus intentos por mantenerse distante sin éxito, quería estar piel con piel, no solamente bajo el tacto de sus manos, sino con todo su cuerpo.

Se apartó momentáneamente del omega para desprenderse de los pantalones y la camisa, y Seokjin lo observó por encima del hombro. A pesar de su experiencia, Namjoon sintió una especie de intranquilidad; no estaba siendo tan desagradable como quería y Seokjin lo miraba de una forma curiosa. Por lo visto el remilgado y estirado joven Choi no lo era tanto.

A contracorriente ➳ NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora