Compartiendo opiniones

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Jungkook lo besó con fuerza y, tras correrse de una forma bastante fuera de lo habitual —estaba teniendo bastantes revelaciones esa noche—, rodó a un lado, se deshizo del condón y se tumbó junto al omega, esperando el veredicto.

Él, por su parte, había despejado muchas dudas.

—Creo que... —empezó Seokjin mientras se colocaba de costado para mirarlo.

—Vas a casarte con él. —Jungkook acabó la frase y el omega asintió.

—Que conste que no puedo encontrar ninguna queja en tu actuación, pero... no sé cómo decirlo.

—Te has corrido, ¿verdad? Entonces... no debería haber diferencias.

—Pues las hay.

—Eso son cosas de omegas —manifestó Jungkook—. Follar es follar; si te corres, disfrutas.

—No te estoy diciendo que no haya disfrutado, pero le falta algo. Imagina el mejor plato del mejor chef y resulta que cuando lo pruebas está bueno, pero te das cuenta de que le hace falta más sal. ¿Está bueno? Sí, desde luego, pero prefieres agarrar el salero y condimentarlo a tu gusto.

—Pues yo debo estar sin papilas gustativas, porque normalmente me quedo saciado. Unas veces más que otras, por supuesto, pero eso depende del omega con quien me acuesto y de sus habilidades. Y tú, querido, eres bueno. —Jungkook lo besó en el hombro.

—Cuando conozcas al omega de tus sueños lo comprenderás.

—Es una posibilidad muy remota, pero lo intentaré.

Seokjin hizo amago de incorporarse.

—¿Dónde vas? —preguntó Jungkook extrañado al ver las intenciones de levantarse del omega.

—A vestirme e irme a casa.

—Jin, es tarde y si fuera un caballero me vestiría y te acompañaría hasta la puerta de tu casa asegurándome de que llegas sano y salvo, pero... no lo soy. —Sonrió para dar más efecto a su lado canalla—. Además, después de lo que hemos hecho, quedarte a pasar la noche conmigo podríamos decir que es de lo más inocente.

—Bien dicho, tienes razón. —Seokjin se acomodó a su lado. Tras unos minutos en silencio el alfa preguntó:

—¿Cómo acabaste follando con el abogado?

Seokjin lo miró y después le explicó la visita inesperada, la confusión y, omitiendo lo que convenía, lo que ocurrió después.

—Mierda, y nadie se ha percatado. ¡Ni mi madre!

—Ya ves.

—Lo que no me explico es que él te haya mantenido en secreto y que tú hayas aceptado sus rarezas —dijo pensativo Jungkook—. Normalmente, a Namjoon le gusta compartir sus amantes.

—¡¿Compartir?!

—No me mires con esa cara. Sé que disfruta haciendo tríos. Tú debes saberlo mejor que nadie. —Seokjin abrió los ojos como platos.

—¡¿Tríos?!

—¡Carajo! —Jungkook se incorporó de repente mirándolo sin pestañear—. No te ha compartido, ¿verdad? —Seokjin negó con la cabeza—. ¡Mierda! —repitió—. ¿Ni te lo ha insinuado? —El omega volvió a negar—. Me parece que la cosa es más seria de lo que pensaba.

—Explícate —pidió Seokjin pinchándole con un dedo.

—Querido, acepta que no solo tú te has enamorado.

—¿Pero qué tonterías dices?

—Cuando un alfa como Kim, acostumbrado a compartir a sus amantes, no lo hace, eso quiere decir dos cosas: la primera es que se está haciendo viejo, y me parece que todavía le queda bastante para la vejez; y la segunda, que realmente le importa el omega con quien se acuesta.

A contracorriente ➳ NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora