Algo más

476 74 22
                                    

Un mes después de su primer encuentro, Seokjin seguía sorprendiéndose con las iniciativas, a cual más escandalosa, que Namjoon proponía, pero participaba de buen grado en todas ellas y todo sin salir de aquella habitación, cumpliendo escrupulosamente las normas.

Seokjin se levantó de la mesa y miró por el gran ventanal, estaba anocheciendo. Durante el verano había días más llevaderos que otros, pero ese no era uno de ellos.

Si permanecía en su despacho era por hacer tiempo hasta la hora acordada con Namjoon, el cual, por cierto, llevaba toda la jornada desaparecido. Prefería no pasar por casa y evitar dar explicaciones. Su padre omega ya sospechaba algo y su padre alfa... mejor ni pensarlo. Aunque, siendo requerido el caso, Choi Siwon era un maestro a la hora de fingir ignorancia. Esperaba que su otro padre, en caso de corroborar sus sospechas, le diera una mano.

—Me estoy obsesionando —se dijo a sí mismo volviendo a la mesa.

No quería plantearse si, aparte de la implicación sexual, estaba madurando otra muy diferente, pues de ser así ya podía ir empezando a cortar todo de raíz.

No quería exponerse.

Namjoon había dejado bien claro sus malditas reglas y él no iba a ser el tonto que terminara rogándole a lo desesperado, como sin duda alguna otra había hecho con anterioridad. Quizá por eso el alfa se mostraba claramente interesado en ese aspecto. No, de ninguna manera. Puede que fuera su primera aventura y que la inexperiencia jugara en su contra, pero conseguiría comportarse adecuadamente. Incluso podría plantearse ser él quien abandonara el barco. Sí, eso le dejaría boquiabierto, pero antes de hacer algo tan drástico bien podría agotar el catálogo de maldades que Namjoon ponía a su disposición en cada encuentro.

Ya no lo cuestionaba abiertamente si lo que el alfa pretendía iba a ser o no de su agrado. Si acaso discutía con él por una simple cuestión de vanidad, por no mostrarse todo sumiso como Namjoon quería y porque animaba los encuentros.

Al alfa parecían divertirle sus reticencias, ya se había percatado de ese detalle y Seokjin sabía que si se mostraba adecuadamente protestón la cosa se ponía muy interesante. Por no mencionar que un omega tenía su orgullo y de vez en cuando convenía hacer gala de él.

Unos golpes en la puerta hicieron que abandonase el mundo erótico que se desarrollaba tras las cuatro paredes en casa del abogado, para volver de nuevo al mundo diario.

—¿Se puede?

—¿Qué haces tú aquí? —Se levantó sonriendo para abrazar a Jungkook, al que llevaba sin ver hace más de un mes. Su eterno prometido respondió efusivamente a su abrazo antes de soltarlo.

—Te veo estupendamente, cariño.

El omega se hizo el modesto antes de sonreír abiertamente.

—Gracias por el piropo, guapo.

—He venido para invitarte a cenar, charlar y pasar un buen rato.

Lo dijo de tal forma que Seokjin sospechó al instante. Su amigo no dejaba de sonreír, intentando convencerlo, como hacía con todos los omegas que le interesaba conquistar. Sin embargo, él no pertenecía a ese club y por lo tanto era inmune a sus efectos.

—Me encanta cenar contigo y que me pongas al día de tus andanzas, pero... me resulta extraño que aparezcas, así de repente. Normalmente tengo que chantajearte para que me invites.

—Me gustaría que no me conocieras tan bien —se quejó Jungkook y fingió abatimiento ante la suposición, totalmente cierta, de su amigo.

—Es lo que hay. —Seokjin se encogió de hombros—. Desembucha.

A contracorriente ➳ NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora