Asuntos personales pt. 2

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Seokjin se detuvo tras formularle la pregunta. Quería saber algo más de Namjoon, y no creyó que preguntarle sobre su elección profesional fuera meterse en un asunto demasiado personal como para evitar contestar.

Lo oyó inspirar con fuerza a su lado.

Estaba buscando la respuesta correcta o no responder. Con este alfa nunca se sabía.

—Era eso o pasar al seminario mayor. Digamos que se podría considerar un premio de consolación.

Tardó en responder, típico de Namjoon, del mismo modo que su respuesta era tan extraña como desconcertante. ¿Qué quería decir exactamente?

—¿Podrías explicarte mejor?

Señaló hacia unas rocas, en la penumbra, y se dirigieron allí. Una vez sentados, Namjoon se quitó la medalla que llevaba al cuello y se la entregó.

—Toma.

—Uhmm, muy bonita. —Seokjin consiguió distinguir la forma de una virgen tocándola con los dedos. Después se la devolvió sintiéndose aún más perdido.

—Es un regalo de mi papá omega. Hoy he ido a verlo.

—¿Y por eso estás de un humor tan extraño? —preguntó sorprendido y avergonzado por sentir celos del propio padre de Namjoon.

—Seguramente.

—¿Y eso qué tiene que ver con lo que te he preguntado?

Ahora venía la parte difícil del asunto. Distraer a Seokjin con comentarios ambiguos o intentar desviar su atención era absurdo, pues al fin y al cabo, el omega se había mostrado razonablemente interesado. De hecho, si como Namjoon pretendía, terminaban juntos, Seokjin como su esposo debería conocer algunos detalles importantes de su vida.

Pero, ¿cómo contárselo sin parecer un idiota?

O lo que era más importante: ¿Cómo explicarle su situación evitando dar lástima? Porque bajo ningún concepto Namjoon pretendía que Seokjin se sintiera inclinado a compadecerle.

—Mi padre alfa era... es cura —se corrigió.

—¿Y? —preguntó Seokjin con ingenuidad. ¿Tan complicado es responder abiertamente a una simple pregunta?

—Católico, Seokjin.

—Sigo sin comprender...

Namjoon le dio unos segundos para que ordenase la información. El alfa inspiró y tomó una decisión. Contarle lo que le había ocultado a todo el mundo.

—Mi papá omega trabajaba en la casa del cura, ya me entiendes, como asistente.

—Ah...

—Pero por lo visto no se limitaba a las labores básicas. Lo conocido como un "querido", aunque otros opten por un término más vulgar como "puta".

—Comprendo. —Y vaya si lo hacía, nadie presume de algo así. Seokjin entendía por qué Namjoon se mostró reacio a compartirle información.

—No, no lo comprendes —dijo Namjoon en un tono amargado—. Yo era el hijo del cura. La mayoría lo sabía y, aunque nadie lo decía en voz alta, no ocultaban su malestar. Más aún cuando vives en un pueblucho donde todos conocen la vida de todos. Imagina el resto.

Seokjin no sabía qué decir. Por su forma de hablar estaba claro que le costaba hacerlo; no eran recuerdos agradables, y, desde luego, aún tenía la espinita clavada. Intentar mostrarse comprensivo o sentir lástima le haría más daño.

Prefirió seguir en silencio. Si el alfa deseaba continuar, Seokjin no diría nada.

—Nadie se atrevía a tocarme —continuó hablando sin mirarlo, a pesar de estar en penumbra prefería que Seokjin no viese su expresión—. En el colegio los profesores no me castigaban, pero fingían que no existía, al igual que los demás estudiantes. —Se pasó una mano por el cabello, incómodo—. En el pueblo todos señalaban a mi papá omega y no se contenían a la hora de expresar lo que pensaban. Imagínate qué adjetivos utilizaban. Aunque luego todos iban dándose golpes de pecho cada domingo al oír el sermón de mi padre alfa.

A contracorriente ➳ NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora