Deudas entre amigos

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Para sorprenderlo aún más, Seokjin lo besó, lamiéndole los labios, instándolo a que se rindiera de una vez. Jungkook gimió sorprendido, no solo por la audacia del omega, tampoco por la visión de ese cuerpo desnudo —sí que había cambiado, sí—, sino por cómo lo estaba besando.

Hacía siglos que no besaba a nadie.

No besaba a ningún omega en los labios. Evitaba ese contacto desde hacía mucho tiempo. Según el alfa, implicaba algo mucho más emocional e íntimo que el sexo... y ahora estaba besando a su mejor amigo. Y se estaba excitando en el proceso.

Y empezaba a replantearse su negativa.

Por lo que finalmente mandó al demonio todos los impedimentos.

—Besas estupendamente —dijo Jungkook apartándolo un instante para mirarlo con más detenimiento.

—¿Te gusta lo que ves? —El omega extendió los brazos posando para él.

—Mucho.

Quizás Seokjin tenía razón y esto deberían haberlo hecho hacía tiempo. Quizás, y solo era una posibilidad remota, la razón por la que no sentía ningún interés más allá del sexual con ningún otro omega era porque el omega que tenía ahora entre los brazos era realmente el omega de su vida.

Y quizás, solo quizás, ambos habían desoído las recomendaciones de sus familias y eran la pareja perfecta, pero era mejor dejar de pensar en tonterías y concentrarse de verdad en lo importante, Seokjin.

—No voy a fingir que eres uno de esos omegas de los que ni siquiera recuerdo su nombre —murmuró Jungkook contra sus labios—. Seokjin, eres muy especial para mí.

—Qué bonito —respondió Seokjin con una sonrisa de por medio.

El alfa volvió a besarlo, porque le encantaba, lo disfrutaba. Debía andar con cuidado para luego poder deshacerse de Seokjin a la mañana siguiente. Pasara lo que pasara, Jungkook siempre estaría ahí para él.

—Creo que es el momento de comprobar si el alfa delgaducho que recuerdo ha mejorado con el tiempo. —El omega empezó a desnudarlo, pero Jungkook lo detuvo.

—Vamos al dormitorio. Si necesitas hacer una comprobación hay que ser rigurosos. —Sonrió el alfa—. Follar de pie no entra entre mis preferencias.

—Como quieras —convino Seokjin.

Unos tres minutos más tarde Seokjin comprobaba tumbado en la cama cómo había cambiado Jungkook en estos últimos años. Para mejor, evidentemente.

—¿Cómo lo prefieres, querido? —Se inclinó encima del omega y fue recompensado con una sonrisa cómplice.

—Dame tu... mejor repertorio.

Ambos empezaron a reírse. Si seguían por ese camino acabarían diciendo tonterías en vez de llegar al meollo de la cuestión.

—Muy bien. —Jungkook se desplazó hacia abajo besando sus pechitos.

—Puedes morderlos, si quieres.

—Veo que te han aleccionado correctamente. —A ninguno de ellos dos se les borraba la sonrisa de la cara.

—O puede que sea un excelente alumno —contraatacó Seokjin. ¿Qué les pasaba a los alfas que siempre pensaban en lo mismo?

Jungkook siguió bajando y se detuvo a observar su ombligo. Presionó con un dedo y empezó a hacerle cosquillas.

—¡Para! ¡No seas tonto! —dijo entre risas Seokjin—. Vamos a lo importante. —Movió sus caderas invitándolo.

—Ya que voy a hacerte un gran favor, me pregunto una cosa. —El omega no le dio una bofetada, porque no convenía enfadar al chef—. ¿Necesitas comprobar todos los aspectos de... digamos una relación sexual?

A contracorriente ➳ NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora