Negocios y placer

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Se despertó sintiéndose extraño, pues para empezar estaba en la lujosa habitación de un hotel, pero la verdadera razón era otra bien distinta.

Al registrarse en el establecimiento él lo hizo, sin inmutarse siquiera, como Kim Namjoon y omega. Cuando le pidió explicaciones al respecto, una vez instalados en la suite, dijo simplemente que así era mejor, para salvaguardar las apariencias, especialmente si Seokjin no facilitaba su verdadero apellido.

Detestaba que tuviera razón. Como casi siempre.

Se giró y topó con el alfa, pero no dormido a su lado, como cabría esperar, sino sentado, apoyado contra el cabecero de la cama y con papeles en su regazo; fumaba distraídamente mientras leía.

—Se supone que no debemos mezclar los negocios y el placer —dijo Seokjin dándose la vuelta hasta quedar boca abajo. Se estiró perezosamente para después, apoyando la cabeza en un brazo, mirarlo a la espera de que el alfa dijese algo.

—Buenos días. He pedido el desayuno. Lo subirán enseguida.

—¡Qué atento! —exclamó Seokjin con ironía al tiempo que bostezaba.

Como Namjoon no estaba dispuesto establecer una conversación mañanera se acercó e intentó leer algo de lo que parecía tan importante. El alfa arqueó una ceja y miró de reojo. Le estaba provocando con esa forma tan extraña de taparse solo justo, para que su cabeza inmediatamente pensara en apartar la tela y disfrutar del espectáculo completo.

Oyeron unos golpes en la puerta y Namjoon se levantó; Seokjin lo vio desparecer por la puerta que comunicaba el dormitorio con el saloncito. Lo oyó intercambiar algunas palabras y enseguida apareció con un bien surtido carrito del desayuno. Realizó una inspección ocular sin moverse de la cama para decidir qué tomar. Sin preguntar, Namjoon le sirvió un café y se lo entregó.

—Deberías taparte esas preciosas tetitas que te afanas tanto en mostrarme. —Seokjin se subió la sábana hasta la barbilla, malhumorado por la burla en su voz—. No seas tonto. Me importa un carajo si quieres pasearte desnudo por la habitación todo el día; es más, te lo recomiendo. Lo que no soportaría es que te cayera una gota de café hirviendo.

—Tu preocupación me conmueve —le replicó picado.

Namjoon volvió a su postura inicial en la cama, con los papeles en la mano. Seokjin, que no quería ser un adorno desnudo junto a él, se sentó a su lado.

—¿Qué es tan importante para que a primera hora de la mañana no me tengas abierto de piernas? —le preguntó intentando captar su atención. Sabía, por experiencia, que el uso del lenguaje directo y explícito resultaba tan efectivo como mostrar piel desnuda.

—Toma —respondió el alfa intentando no reírse ante una pregunta tan certera—. Lee esto, te interesará.

—Más informes... —Seokjin suspiró resignado. Ese alfa no era capaz de relajarse más de lo imprescindible.

—Y respecto a la sugerencia de abrirte de piernas, gracias; la tendré en consideración antes de irme. —Seokjin no le hizo caso y se concentró en su lectura. No sin razón se preguntó cómo era posible que Namjoon estuviera al tanto de todo lo que se movía en el ámbito financiero y más allá.

—No entiendo una cosa —interrumpió el omega—. ¿Cómo se explica que Moon esté al borde de la bancarrota?

—Es demasiado sentimental. Se asoció con una compañía naviera y está a punto de perder hasta la camisa.

—En cierto modo nos beneficia —dijo Seokjin mordisqueando un panecillo.

—Vas a llenar la cama llena de migas.

A contracorriente ➳ NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora