La vida sigue igual

535 75 4
                                    

Algo más cansado de lo habitual y tras lograr llegar a su casa, bañarse, cambiarse de ropa, evitar a sus padres y a su hermano menor, desayunar (otra vez) pues estaba famélico y acudir a su trabajo, Seokjin se sentó a la gran mesa del despacho y observó la pila de documentos ordenados.

La reunión de la mañana junto a su padre para adoptar una postura frente a Hong estaba desarrollándose con normalidad. Un par de veces se sintió observado por Namjoon, que rápidamente desviaba la mirada y seguía a lo suyo: dar elocuentes discursos sobre lo que se debe o no hacer.

Armado de paciencia había escuchado sus argumentos, pero, si bien tenía razón, lo que lo inquietaba era cuándo había tenido tiempo de estudiar toda la documentación, teniendo en cuanto lo ocupados que estuvieron ambos.

—¿Seokjin?

—¿Decías? —respondió él omega distraído cuando lo llamó su padre alfa.

—¿Crees, entonces, que lo mejor es que yo me mantenga al margen para que él se confíe?

—Sí. Por supuesto que sí. —Recolocó las notas que tenía delante, disimulando como pudo. Observó de reojo al abogado que se mantenía impasible. ¿Cómo lo lograba siquiera?

—Excelente. Esta tarde, cuando se reúnan con Hong, déjenle en claro que aquí no se le cierra la puerta a nadie. Simplemente queremos saber quién llama antes de dejarle entrar.

—Por supuesto —aseveró el omega y de nuevo miró a Namjoon y esta vez sí lo pilló observándolo fijamente.

«¿Qué tramas?», pensó Seokjin.

—Como es de esperar, Hong intentará distraernos, pero procuraremos que se mantenga en su decisión inicial para hacernos con el control del banco. —Siwon dijo con seriedad.

—Lo sé, pero si intenta algo más sabe que se juega el embargo de sus bienes y eso, a ojos de sus inversores, lo perjudicará —agregó Namjoon manteniendo la serenidad, incluso se le veía confiado.

—No te fíes, en una situación desesperada un alfa puede cometer cualquier locura con tal de salvarse.

—De todas formas, he recopilado un interesante informe sobre su vida.

Seokjin se preguntaba, y no por primera vez, a qué fuentes de información recurría Namjoon para estar al tanto de todo. Puede que hasta el momento no lo inquietara, pero ahora bien que podía investigarlo. Claro que si lo hacía tampoco debía preocuparse, al fin y al cabo, lo más depravado que había hecho hasta el momento había sido en su compañía. Aún así, a Seokjin le fastidiaba que se metiera en sus asuntos personales. Claro que...  Namjoon había metido más cosas en sus asuntos personales y vaya metida.

Tras la reunión Seokjin se marchó a comer en su casa y pudo relajarse un poco. Por la tarde tenían esa maldita reunión y quería demostrar, no solo a su padre y a Namjoon, sino a sí mismo, que era capaz de sacar adelante las negociaciones.

A la hora convenida, en punto, cómo no, Namjoon lo esperaba a la puerta de su casa. Seokjin se subió al automóvil saludándose ambos de forma distraída.

En cuanto a ser profesional, no la ganaba nadie.

Fueron recibidos por el secretario de Hong que los acompañó hasta un despacho bastante antiguo, pero bien conservado, repleto de artículos de caza, que según la opinión de Seokjin eran, aparte de mal gusto, bastante desfasados en lo que a decoración se refería.

El alfa Hong no se hizo esperar y entró en la sala a su encuentro.

—Buenas tardes —saludó educadamente invitándolos a sentarse. Como todo un caballero, se adelantó para mover la silla de Seokjin.

A contracorriente ➳ NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora