Comprobaciones

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A primera hora de la mañana Namjoon se paseaba por el despacho principal como un tigre enjaulado, solo que este tigre debía cuidarse mucho de dejar entrever sus preocupaciones.

Seokjin llegaba tarde, cosa que en principio carecía de importancia, pero, sabiendo que la noche anterior había salido a cenar con Jeon Jungkook, la cosa cambiaba y su habitual tranquilidad saltaba por los aires.

Miraba por la ventana del despacho principal, se estaba exponiendo, pero no conseguía dominar sus demonios internos. Maldita sea, estaba celoso.

—No sé qué puede resultar tan interesante para que no apartes la vista de la ventana —dijo Siwon a su lado echando también un vistazo.

Buscar una excusa convincente o ponerse a la defensiva solo serviría para levantar sospechas, así que Namjoon se encogió de hombros. Cuando encontrara a Seokjin iba a tener más que palabras.

Algo le llamó la atención, un vehículo conocido se detenía frente a la entrada principal del banco. Entonces lo vio.

—El hijo pródigo aparece —murmuró Siwon a su lado con sorna, pero ninguno de los dos estaba preparado para ver quién acompañaba al hijo pródigo. Claro que las reacciones no podían ser más opuestas—, Vaya, parece que por fin los dos van entrando en razón.

Ese comentario aparentemente casual enervó aún más a Namjoon. De sobra era conocida la idea de su jefe de casar a su heredero con el hijo de su mejor amigo, pero esa idea que antes ni se molestaba en considerar ahora le traía por el camino de la amargura.

Pero las sorpresas no acababan ahí.

Pero las sorpresas no acababan ahí

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—Gracias por traerme, Jungkook.

—De nada, querido. —Se situó frente al omega y lo miró fijamente. Ese runrún interior que le incordiaba desde anoche diciéndole que Seokjin era más que un amigo...—. Soy un caballero. —El omega sonrió—. ¿Quieres que suba contigo?

—No. Ya has hecho bastante por mí.

—Estás decidido a seguir adelante, ¿verdad?

—Ajá. Pero no sufras, tendré cuidado, seguiré tus consejos y al final me saldré con la mía.

—Eres increíble.

—Lo sé —respondió Seokjin sin ni una pizca de modestia.

—Bueno... —«Ahora o nunca», pensó Jungkook, una última vez, lo necesitaba. Quería hacerlo.

Acunó el rostro del omega, Seokjin mantuvo la sonrisa y el alfa entones se movió para besarlo en los labios. Allí, delante de todos cuantos quisieran contemplarlos, sin preocuparse de nada más. Solo del omega, de su querido e intrépido Seokjin.

—¿Por qué has hecho eso? —le preguntó. No sonaba enfadado ni molesto. Solo muy sorprendido. Jungkook había insistido tanto en la discreción que no entendía su forma de proceder.

A contracorriente ➳ NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora