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- ¿papá?¿mamá? - decía el pequeño mientras lloraba, la gente en aquella tienda de ropa lo miraban extrañados y algunos hacían alguna mueca de pena.

El pequeño se sentó junto a unas cajas vacías, se tapaba la cara con sus pequeñas manos y se secaba sus lágrimas al mismo tiempo; lo último que el había visto, había sido a su madre y padre decirles que se quedara junto a unos de los maniquíes y luego salieron de la tienda, sin él, perdiéndose entre la gente que caminaba fuera, él fue incapaz de seguirles el paso entre tanta gente y volvió a la tienda.

La noche había caído, todos se habían ido a excepción de los guardias, el pequeño tricolor de la estrella seguía en el mismo lugar, sus ojos le dolían de tanto llorar, él solo quería que su madre volviera por él;  ya habían apagado las luces de el lugar y los guardias comenzaron a pasearse por la tienda

- ¡¿quién está ahí?! - preguntó uno de los guardias asustando al pequeño, dirigió la luz de la linterna a la cara de este, haciendo que cerrara sus cansados ojos al instante
- señor...
- pero... ¿que haces aquí pequeño?¿dónde están tus padres? - preguntó el guardia bajando la luz y acercandose a el pequeño inclinándose frente a él
- se fueron señor - dijo el pequeño sintiéndose aliviado de por fin ver a un adulto frente a él
- Dios... ¡ey Reich! - gritó el guardia a su compañero, este se acercó
- ¿si?... ¿y él? - preguntó aquel imperio, quién estaba trabajando allí como remplazo de otro guardia
- ¿que hacemos con él? - preguntó el guardia a Reich, este miró al niño y se acercó a él extendiendo sus brazos, el pequeño dudó un momento, pero rápidamente se dejó cargar.

El pequeño se había quedado dormido en los brazos de el guardia, Reich lo miraba tal como si fuera su hijo, Alemania

- lo llevaré a mi casa - dijo el imperio mirando a el guardia
- mi compañero viene ahora para cubrir tu turno ¿volverás mañana? - dijo el guardia mirando a el niño
- ya no volveré, dije que trabajaría aquí hasta que tu compañero volviera y ya vuelve... mañana buscaré a los padres de este niño, adiós - se despidió el imperio con el niño en brazos, pues el otro guardia ya había llegado.

El imperio puso al pequeño en el sofá de su casa y lo arropó, se sentó a un lado y se aseguró de que este no despertara, pues podría asustarse al ver que estaba en otra casa.

Había pasado un rato, el pequeño Alemania no había escuchado a su padre llegar y cometió el error de salir junto a su amigo de su habitación, aquel amigo era hijo de alguien quien Reich no soportaba ni ver

- ¿papá? No sabía que...
- cállate - dijo secamente el imperio, el alemán se despidió de su amigo y cerró la puerta
- papá...
- creí decirte que no quería verte junto a ese niño otra vez - dijo el imperio levantándose de su asiento, levantó la mano para golpear a su hijo en el rostro, pero recordó al otro niño que dormía tras suyo y bajó la mano
- perdón, nunca más - dijo el pequeño alemán con los ojos cerrados esperando el golpe por parte de su padre
- ve a tu habitación, es tarde - dijo el mayor tomando asiento otra vez
- ¿quien es él? - preguntó el alemán
- ¿que acabo de decirte?
- perdón... buenas noches padre - dijo el pequeño, le dió la espalda a el imperio y fue hasta su habitación.

Eran las 7 de la mañana , el tricolor de la estrella ya se había despertado y estaba sentado sobre el sofá, miraba con curiosidad la casa, era bastante acogedora y mantenía un calor agradable a pesar de que afuera llovía bastante. 

El pequeño alemán se moría de curiosidad, quería saber quien era aquel pequeño que su padre había traído a casa

- hola - susurró el alemán caminando descalzo por el frío piso de la mañana, el tricolor lo miró enseguida
- hola -respondió a el saludo
-¿como te llamas? - preguntó el alemán, Reich se había levantado al escuchar los pasos de su hijo y ahora escuchaba la conversación
- Chile ¿y tú?
- Alemania ¿Eres mi hermano?
- no sé... ¿tú lo eres?
- yo creo que si
- no es tu hermano - dijo el imperio asustando a ambos
- ¿donde está mi mamá? - preguntó el pequeño chileno
- ¿que es... mamá? - preguntó confundido el alemán mirando a su padre, este no sabía que decir
- ¡desayunemos!

El desayuno fue rápido, Reich planeaba llevar a el pequeño a el doctor y quizás a un parque.

Habían llegado con el doctor, este se aseguró de que el pequeño estuviera bien

- ¿como te llamas? -preguntó el doctor con una amable sonrisa
- Chile
- ¿cuantos años tienes?
- 1...2...3...4... ¡5!
- bien ¿quien es tu padre?¿como se llama?
- no sé... mi mamá y mi papá se olvidaron de llevarme - dijo el pequeño con inocencia
- ¿como es tu madre?
- muy linda, muy linda... mi papá siempre la hacía gritar mucho y lloraba casi siempre
- ... ¿como es tu padre? - preguntó el doctor impresionado por lo que dijo el pequeño
- es alto y le gusta jugar a pelear con mi mamá, pero ella siempre perdía y a mi no me dejaban jugar.

El imperio se llevó al pequeño a un parque, este se subió a una de las casitas de juegos y no dejaba subir a nadie, pues les pedía contraseña

- es una fruta - dijo el chileno tapando la entrada, un pequeño tricolor con un aguila en el centro intentaba adivinar la contraseña
- mango - dijo el pequeño
- ¡adivinaste! - gritó el chileno, los demás niños se habían ido enojados a las otras casitas y solo quedaron ellos dos en el lugar
- ¿te gustan los perritos? - preguntó el chileno
- me encantan - respondió el niño sonriendo
- ¡mejores amigos por siempre!
- ¡si!
- oye weon... ¿como te llamas?
- México ¿y tú?
- Chile - respondió el chileno.

Ambos niños jugaron hasta cansarse, la tarde iba cayendo y los niños ya se iban a sus casas, solo quedaban ellos dos en el parque.



¿por qué yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora