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- ¡Alemania!...¡Ya llegué! - gritó el chileno sin recibir respuesta alguna, hizo pasar a el mexicano a la casa

- creo que mi hermano no está, toma asiento ¿Quieres algo?
- no, gracias - sonrió el mexicano tomando asiento en el sofá
- ¿Chile estás en casa? - preguntó el alemán cerrando la puerta tras de si, miró la maleta algo extrañado pero no le dió importancia
- ¡Si! Oye ¿te acuerdas de México? - el alemán asintió saludando de la mano a el mexicano quien sonrió
- claro que me acuerdo de ti...Ucrania está como loco, me llamó diciendo que te fuiste de casa ¿Es cierto? - preguntó Alemania sentándose a un lado de México
- si, es que siento que ya no pertenezco ahí y quería irme
- ¿Se puede quedar? En este momento no tiene a dónde ir - rogó el chileno con sus ojos, el alemán intentó resistir, pero luego se le ocurrió una idea
- entonces tendrán que dormir juntos, no hay más camas en la casa
- bueno ¿No te molesta? - preguntó Chile al mexicano, el alemán no sabía que cara poner ante los menores
- no, no me molesta - respondió México, el alemán accedió a qué pasaran a la habitación, ambos adolecentes se quedaron ahí conversando y riendo todo lo que duró la tarde.

Chile recostado en la cama veía la estrellas, México en la misma posición lo miraba a él

- ¿A qué escuela vas? - preguntó de pronto el chileno asustando un poco a México
- no voy a la escuela, la escuela iba a casa, iba un profesor a enseñarnos los martes y jueves - explicó el mexicano, el chileno lo miró
- que suerte tienes, yo tengo que ir de lunes a viernes a verle la cara a un viejo y luego los sábados a entrenar - se quejó el menor con un suspiro - aunque esta semana falté mucho
- ¿Por qué?
- no tengo ganas de ir...¿Te conté que mi madre apareció? - el mexicano negó con la cabeza a lo que Chile le contó todo con extremo detalle, lo que había pasado con su ojo y la manera en que lo solucionaron sorprendió al mexicano.

Las 10 de la noche habían caído en el reloj al igual que los adolescentes en aquella cómoda cama, el alemán pasó a verlos antes de ir a su habitación, ambos parecían muy cómodos, cerró la puerta luego de apagar la luz y se fue a dormir.

...

El chileno despertó en medio de la noche gracias a una pesadilla, respiraba rápido mientras un sudor frío corría por su piel, el mexicano se despertó gracias a los movimientos tan bruscos de su compañero de cama

- ¿Qué pasó?¿Estás bien? - preguntó preocupado él de el escudo
- si...solo fue una pesadilla - respondió él de la estrella dando un largo suspiro mientras temblaba
- tranquilo, ya estás despierto y nada de lo que allí pasó es real - dijo el mexicano acariciando suavemente su cabeza, el chileno más tranquilo cayó rendido en la cama, el mexicano lo abrazó como un gesto protector, Chile se sintió más seguro en sus brazos 
- gracias - dijo el chileno en un hondo y tranquilo suspiro
- ¿Por qué?
- por calmarme

El mexicano sonrió al escucharlo, rato más tarde se quedó dormido al ver que el chileno ya estaba en un profundo sueño nuevamente.

...

Los 3 habían terminado el desayuno, Chile y México no dejaban de conversar, el alemán sonreía al verlos, pues la química que había entre esos dos era más que increíble.

Los tres jugaron un juego de mesa al no tener nada más que hacer, Chile estaba un poco enojado de no poder ganar, el mexicano y el alemán simplemente se reían de su enojo

- ¿Cómo que te de dos casas? - casi gritó el chileno
- pues así son la reglas wey, si te resistes vas a la cárcel - amenazó el mexicano con una tentadora sonrisa
- pero es que solo tengo dos casas y si te las doy voy a perder - se lamentó el chileno tan dramático como siempre mientras el alemán disfrutaba en silencio el show de los adolescentes 
- no quiero que pierdas...dame solo una casa y sigues jugando - ofreció el mexicano compadecido
- trato hecho - dijo el chileno pasándole una de las pequeñas casitas de plástico rojo, el mexicano recibió la casita y la dejó en una de sus casillas; el juego siguió divertido para todos, pero todo tiene un fin, finalmente fue el alemán que por distraído perdió todas las casitas que le había ganado a México dejando así a Chile como él ganador.

Llegó la hora de la comida y los tres se sentaron nuevamente a disfrutar las exquisiteces que las manos de Alemania preparaban

-...entonces luego de tener dinero, tendré una casa y una linda familia - terminó de contar el mexicano
- ¿Cuántos hijos tendrás? - preguntó el chileno apartando el plato vacío para poder apoyar sus brazos en la mesa y estar más cómodo
- solo uno y un perro
- yo solo quiero el perro - habló el chileno provocando una risa en todos los allí presentes
- ¿No te gustaría casarte? - preguntó el mexicano mirándolo, el chileno lo miró provocando que sus miradas chocaran una con la otra, Chile solo asintió sin decir palabra alguna y sin despegar su mirada de la suya
- ey par de enamorados, vayan a hablar sus cosas de amor a otra parte - dijo el alemán fingiendo molestia, el chileno salío de su trance despegando su mirada del de escudo, este también pareció despertar de aquel trance
- si...vamos mex - dijo el chileno caminando a su habitación siendo seguido inmediatamente por el obediente mexicano.

Ya en la habitación ambos retomaron la conversación que había iniciado en el comedor de la casa

-¿Con quién te gustaría casarte? - le preguntó de pronto el mexicano
- no lo sé...no conozco a mucha gente y pues no sabría decirte...¿A ti con quién te gustaría casarte?- preguntó el chileno sentado en la cama apoyando su espalda en la pared al igual que el mexicano
- contigo...

Se formó un silencio en la habitación, el chileno sonrojado giró rápidamente la cabeza al escuchar la respuesta de su amigo, este se veía nervioso y probablemente se estaba castigando a si mismo por decir aquello.

El silencio tenso que se había formado pronto desapareció, el mexicano miró a Chile a los ojos, ambas miradas quedaron atrapadas en ese trance nuevamente; ambos se acercaron lentamente el uno al otro, quizás fue ese impulso adolescente el que los hizo acercarse más y finalmente besarse, primero ambos labios se tocaron con temor y nerviosismo, finalmente se unieron, aquel impulso adolescente y la adrenalina de el primer beso consciente no los dejaba separarse, fue la falta de aire la que los separó.

Ninguno dijo otra palabra, la miel que habían probado de los labios de el otro no era suficiente para satisfacer el mounstro adolecente que habían despertado, el mexicano abrazó al chileno cayendo ambos en la cama, siguieron besandose hasta que aquellos besos se descontrolaron, siguieron los besos en las mejillas de el otro, bajo los labios y hasta besos en el cuello, mayormente en el cuello de Chile

- oye para - casi susurró el chileno quién se había dado cuenta de que esto se estaba saliendo de control
- ¿Qué pasa? - susurró el mexicano con duda recuperando el aire
- es que mi hermano...
- solo no hagas ruido - al mexicano no le importaba perder la vida con tal de satisfacer su ya incontrolable deseo adolescente, el chileno se sentía igual que México, solo que sabía disimular mejor que su compañero.

Aquella noche no fueron más que besos en el cuello de Chile, aunque estos besos si habían logrado provocarle un cosquilleo en la parte baja y un calor en todo el cuerpo, era la primera vez que le pasaba y no se animó a contárselo al mexicano quién al parecer se sentía igual de caluroso y tal vez un poco más satisfecho que él de la estrella.

¿por qué yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora