¿por qué yo?

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Eran las 2 de la tarde cuando la pareja despertó, el mexicano abrazaba a Chile, este estaba realmente cómodo entre sus brazos, pero al ver la hora tuvo que ponerse en pie enseguida, corrió al baño para darse una ducha y luego de regreso a la habitación se vistió con lo primero que había encontrado

- ¿Amor, viste mi celular? - preguntó el chileno pasando su mano por su pelo húmedo, el mexicano levantó la almohada que ocupaba su cabeza y lo sacó de ahí
- toma, lo dejaste aquí - dijo el mexicano volviendo a poner la cara sobre la almohada, estaba cansado
- México despierta, son las 2 de la tarde, se supone que hoy iba a visitar a mi madre y tú ibas a salir con Perú
- chingada madre es cierto - dijo el mexicano poniéndose rápidamente de pie, su amigo, el peruano, debía estar muy enojado con México por no llegar a la hora acordada, Chile solo podía pensar en lo triste que debía estar su madre cuando el no llegó a desayunar con ella como había prometido. 

Después de un rato ambos salieron de casa, caminaron unas cuantas cuadras juntos y se despidieron con un beso, retomando así cada uno su propio camino.

Tiempo después...

La pareja aún se mantenía unida a pesar de los años, el argentino había molestado muchas veces a Chile, pidiéndole que volvieran a tener una relación, pero el alemán siempre estaba allí para defender a su hermano.

Ambos trabajaban como enfermeros en el mismo hospital, pero trabajaban para diferentes doctores, aún así siempre encontraban un tiempo para verse y tomarse un café.

El hospital en donde trabajaban estaba en huelga ahora, pues la mayoría de trabajadores exigían un mejor sueldo, estas “vacaciones” las aprovechó el mexicano para invitar a su pareja a salir

- oye Chile ¿Te gustaría salir?  pasar la noche fuera, viendo las estrellas, solo nosotros dos - invitó el mexicano, Chile rápidamente asintió
- obvio que quiero po - dijo el chileno con emoción, le encantaban esas citas al aire libre, dejar pasar el tiempo sobre sus cabezas, para luego disfrutar de el espectáculo nocturno de las estrellas.

Esa misma tarde guardaron algo de comida y bebida en un bolso, además de una manta que llevaba México bajo su brazo, iban tomados de la mano mientras conversaban, Chile guío a su pareja hasta el campo por dónde caminaba para visitar a su madre, México había quedado encantado con el hermoso lugar, la tranquilidad de el lugar era perfecta para que ambos disfrutaran conversando y riendo

- ¿De verdad? - rió con ganas el mexicano, Chile igual reía
- si, era muy pequeño, pero aún recuerdo que la primera vez que intentaron darme una ducha yo salí corriendo desnudo por toda la casa - dijo el chileno, México rió aún más fuerte al escuchar de nuevo la pequeña anécdota que contaba con tanta gracia su pareja
- me hiciste llorar de la risa - dijo México intentando calmarse

Los dos disfrutaban la comida, México tocó algo en su bolsillo y pensó si debía pedirlo o esperar un poco más, tras un rato de pensar se decidió a esperar hasta que cayera la noche

- mi amor - dijo el chileno casi en un susurro, México lo miró
- ¿Qué pasó? - preguntó México igualando el tono de voz de Chile, este apuntó a una dirección y México miró enseguida
- ¿Lo ves? Es un zorro - dijo emocionado Chile, nunca había estado tan cerca de uno, México se sorprendió al ver al elegante animal pasearse frente a ellos, este caminaba sin temor, pero apenas Chile se movió el animal comenzó a correr hasta desaparecer en la hierba más alta, México miró a su pareja y pudo notar como su emocionado rostro cambió drásticamente a uno triste y hasta arrepentido
- mi amor, no te pongas así, solo era un zorro, no estés triste - dijo el mexicano abrazando a Chile, este acomodó su cabeza en el pecho de él y respiró hondamente para luego suspirar de forma bastante triste
- es que nunca había visto a uno tan cerca, era tan bonito - dijo el chileno casi haciendo un puchero, el mexicano se enterneció con la actitud de Chile, aquel acto despejó cualquier duda sobre si pedírselo o no; México tiró con delicadeza a Chile de espaldas sobre la manta estirada sobre el césped, aprovechó la posición de su pareja para hacerle cosquillas y así reemplazar su triste cara por una sonrisa

- oye basta ¡Te voy a patear! - dijo el chileno amenazante intentado apartar las manos de México mientras reía
- ya, está bien - dijo el mexicano al mismo tiempo que paraba, Chile pudo respirar con tranquilidad, a pesar de que México había parado aún así le dió un golpe en el brazo, este no se quejó, pues no le había dolido, miró a Chile con cariño, este seguía recostado, su pelo desordenado, su ropa algo levantada y su sonrisa le hacian ver bastante tierno, México se recostó a su lado y lo abrazó con fuerza

- te amo tanto - dijo el mexicano para luego besarlo en la mejilla, el chileno sonrió y moviéndose un poco lo besó en la boca
- yo también te amo - dijo el chileno cuando sus labios se separaron, México volteó al cielo y se fijó en que las estrellas comenzaban a aparecer, Chile también volteó su vista al cielo, pero él buscaba la luna, el mexicano se puso de pie frente a su pareja, Chile se sentó y mirando hacia arriba buscó sus ojos que lo miraban con amor, México buscó algo en su bolsillo y luego apoyó una rodilla en el suelo

- Chile, tú sabes que eres el amor de mi vida, no hay nadie más como tú en este mundo a quien ame tanto... Por eso esta noche te pido algo muy importante, con este anillo te pido que seas mío... Chile ¿Quieres casarte conmigo?