¿por qué yo?

24

El alemán había cerrado la cortina cuando el chileno despertó

- ¿Qué hora es? - preguntó aún medio dormido a su hermano
- van a ser las 10... Deberías ir a la cama, le prometiste a tu entrenador ir mañana a practicar - le recordó el mayor acariciando su cabeza en un gesto protector y a la vez juguetón
- es cierto...pero tengo hambre - dijo el chileno apartando la mano de el alemán que seguía jugando con su pelo
- creo que hay algo en la cocina, mientras ve poniéndote el pijama
- ya voy, ya voy - dijo el chileno un poco harto de que su hermano le recordara lo mismo todas las noches.

Ya habiendo terminado de comer, el de la estrella le recordó que había prometido dormir con él, así que el alemán no viendo otra opción se metió a la cama con él

- ¿Te puedo abrazar? - preguntó el menor, quizás un poco avergonzado
- claro que sí hermanito - y diciendo esto lo abrazó también, el chileno se sintió más cómodo y apoyando su cara en el pecho de su hermano dijo:
- hueles igual que papá, me recuerdas mucho a él
- ¿De verdad?
- ¡Si!, Tienes su misma sonrisa, hablas casi igual que él y me miras de la misma forma que él lo hacía
- ¿Mi sonrisa? - el alemán no sabía que decir, su sonrisa de dientes afilados nunca le había gustado
- ¿Qué pasa?¿No te gusta?
- es que...mis dientes son...
- muy hermosos
- no Chile, peligrosos... ¿Sabes por que papá nunca sonreía fuera de casa?
- ¿Por qué era un viejo amargado?
- además de eso - se rió el alemán - el pensaba que el resto podría tenerle miedo por su sonrisa
- ¿Por qué? Era la sonrisa más linda que he visto en mi vida - recordó el chileno con cariño
- la gente es mala hermanito, molestan sin razón y temen de algo que no deberían, pero al menos tú tienes suerte, la gente no teme de ti
- ni siquiera tengo amigos - se rió el menor para ocultar su pena
- ¿Y tu amigo? Ese Argentina
- ya no quiere hablar conmigo, pero no me importa, al menos puedo hablar con el entrenador
- pues no importa si Argentina no quiere hablar contigo, eres un niño muy guapo e inteligente, tendrás buenos amigos en algún momento y ellos te van a querer igual como tú los querrás
- te quiero mucho Alemania
- yo te quiero más

Ambos se quedaron dormidos un rato después, el chileno se sentía tranquilo de haber escuchado esas palabras, el alemán se sintió un poco mejor al escuchar que a alguien además de Ucrania si le gustaba su sonrisa.

•

Esa misma noche, el mexicano había decidido abandonar la casa, la cual por tantos años había sido su hogar.

Tras fingir haberse quedado dormido, se levantó de la cama, sobre su pijama se puso otra ropa más un abrigo y aquellos zapatos que el imperio le había regalado, sus favoritos; tomó el bolso y su maleta, fue a la cocina y metió cuánta comida pudo en su bolso y en sus bolsillos, fue al cuarto de el pequeño ruso y se despidió de él con un ligero beso en la mejilla, luego dejó una carta en la mesa de centro y salió de casa.

Fuera hacía frío, sin luna el cielo lo acompañaba con sus estrellas, no sabía a dónde ir, no conocía a nadie más que Perú, pero este de seguro estaba muy ocupado como para recibirlo, cansado se dirigió al parque y se sentó en la banca, algunos mayores estaban ahí, fumando y riendo, ignoraron la presencia de el mexicano y rato más tarde ya se habían ido de el lugar

- si solo conociera la casa de Chile...de seguro no se acuerda de mí, pero conociendolo ya me hubiera dejado quedarme con él - murmuró el mexicano ignorando que el chileno vivía con el alemán, a pesar de el frío, el cansancio lo hizo quedarse dormido sobre la banca.

...

Al día siguiente se despertó gracias a el sol que apuntaba directo a su cara, abrió los ojos algo desorientado solo para darse cuenta de que estaba en el parque, su maleta estaba en el suelo y al parecer había usado su bolso de almohada.

Unos niños jugaban cerca, dentro de una cancha cerrada algunos preadolescentes y adolescentes jugaban un partido de fútbol de manera enérgica, de pronto uno de ellos pateó la pelota de manera que está saltó sobre la reja y cayó cerca de el mexicano, quien no había prestado atención por estarse quitando algo de ropa, pues tenía calor

- lo siento entrenador Italia - se disculpó el niño que había pateado la pelota fuera de la cancha
- no tienes que disculparte  - dijo el entrenador y acto seguido buscó a alguien con la mirada - ey tú - el chileno volteó la mirada
- ¿Si, entrenador?
- ve a buscar el balón
- todo yo, todo yo - se quejó el chileno en voz baja caminando a la salida para buscar la pelota

Arrastrando los pies llegó al lugar donde la pelota había caído y la recogió en manos para llevarla a la cancha, el mexicano fijó su mirada en el sudado chico cerca de él, su cabello tapaba su rostro, pero al levantarse se lo peinó con su mano dejando ver una blanca estrella sobre su ojo castaño

- ¿Chile? - este volteó a mirarlo al escuchar su nombre
- ¿Me hablaste? - el mexicano se sonrojó al verlo mejor, la pubertad realmente le había caído bien y por alguna razón verlo cansado y sudado le gustaba tanto como su voz
- yo...¡Si!¿Te acuerdas de mi?
- no - dijo algo dubitativo, miró al chico de pies a cabeza mientras se limpiaba el sudor de la frente con su mano
- soy México
- un gusto, soy Chile - respondió este automáticamente
- ya lo sé wey  - se rió el mexicano
- es cierto - rió Chile algo avergonzado por lo dicho - espera... ¡¿México?! - el mexicano asintió riendo ante la reacción de el chileno
- entonces si te acuerdas de mí
- si po, hace años que no te veía weón

Ambos siguieron conversando animosamemte hasta que el entrenador se percató que el chileno aún no volvía y comenzó a gritar su nombre

- ya me tengo que ir
- ¿Ese es tu papá? No lo recordaba así
- no, es mi entrenador ¿Sabes jugar fútbol?
- un poco
- le voy a preguntar al entrenador si es que te deja entrar
- pero...
- perdón, no te pregunté si querías ir ¿Te gustaría aunque sea verme jugar?
- eso no se pregunta

Acto seguido ambos adolecentes corrieron a la cancha, el mexicano se quedó sentado en banca viendo únicamente a el chileno, quien había metido 3 goles solo para impresionar a su buen amigo México.