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Algún tiempo después...

Tanto el chileno como el mexicano habían cumplido 7 años, el tiempo había pasado rápido.

Era el cumpleaños de el chileno, este no se veía feliz de celebrarlo, pero nadie parecía notarlo

- hermanito ¿quieres abrir tus regalos o comer más pastel? - preguntó el alemán con una sonrisa
- nada - respondió el pequeño, el alemán borró su sonrisa al escuchar el tono de voz de Chile
-¿pasa algo?¿estás enfermo?
- no, estoy bien... quiero que se vayan hermano, no quiero que estén aquí, no los conozco - dijo el pequeño mirando con desconfianza a la gente que se encontraba reunida en la mesa, la mayoría hablando con Reich
- no se pueden ir, papá puede enojarse si le dices eso - dijo Alemania, él pequeño suspiró y apoyó los brazos en la mesa mientras las personas hablaban y comían frente a él.

Al caer la tarde, el pequeño seguía sentado allí, los invitados se iban y solo habían dejado los regalos, Chile jugaba con la vela que tenía el número 7, esta estaba un poco derretida, pues la canción de feliz cumpleaños se extendió más de lo normal

- hijo ¿quieres abrir los regalos? - le preguntó Reich a él pequeño, este miró los 10 regalos de coloridos envoltorios y lo pensó un momento
- bueno - respondió al fin, Alemania alejó el pastel de el pequeño y el Imperio puso los regalos frente a él.

7 de los regalos eran ropa, 1 era un libro gigante de colorear más lápices de colores, otro era un camión de bomberos que podía lanzar agua de verdad y finalmente el último era un muñeco que traía atada una nota al cuello, el pequeño leyó en voz alta con dificultad lo que decía

"Hola Chile

Perdón por no ir a tu cumpleaños, mi hermano Ucrania fue a dejar el regalo, me dijiste que querías uno de estos muñecos y le dije al señor URSS que consiguiera uno.

Con cariño México"

El chileno se puso feliz y sus ojos brillaron al ver de quien era el regalo, la letra estaba muy bien hecha, así que de seguro lo había escrito Ucrania; Chile abrazó el muñeco con fuerza y su pena desapareció.

México estaba jugando con el pequeño Rusia, este había cumplido 2 años

- ¡Rus, ven aquí! - dijo feliz el mexicano mostrandole un oso de peluche a el ruso, este fue casi corriendo, sus cortas piernas no le permitían correr rápido; apenas llegó con el mexicano comenzó a reír con él.

La noche había caído, México estaba en su habitación, miraba por la ventana y pensaba en como estaba Chile, le dió algo de pena pensar que no pudo ir a su cumpleaños, cuando él sí había ido al suyo.

Mientras se metía a la cama, decidió que se escaparía al parque para verlo aunque sea un momento, en otro lado, un chileno que estaba en su cama abrazando un muñeco, decidió lo mismo, pasaron los minutos y ambos niños, sin saberlo, se quedaron dormidos al mismo tiempo.

A la mañana siguiente, el chileno y el mexicano escaparon de casa, el chileno solo llevaba su muñeco, México en cambio, llevaba algo de comida en sus bolsillos.

México corrió al parque y al llegar a la casita que acostumbraba frecuentar con su amigo, se encontró con la sorpresa de que él estaba allí, se unieron en un fuerte abrazo y risas

- ¿como sabias que vendría? - preguntó el chileno sentándose
- no ¿como tú sabías que vendría?
- pues no sabía, solo escapé de casa para poder verte
- por eso eres mi mejor amigo, estamos conectados como si fuéramos hermanos ¿no lo crees?
- ¡si!... sería genial que fueras mi hermano, estaríamos todo el día juntos y jugariamos - dijo el chileno viendo como su amigo se sentaba a su lado
- oye, cuando seamos grandes tenemos que vivir juntos, así podremos jugar todo el día - dijo el mexicano, el chileno lo pensó
- ¿cómo pareja? - preguntó un poco avergonzado este
- ¡no!... que asco - dijo el mexicano haciendo una mueca de asco
- ¿por qué te da asco?
- es que las parejas se besan...
- nosotros nos besamos a veces - dijo el chileno poniéndose de pie para sentarse frente a él
- no es lo mismo... también se abrazan y siempre se dicen "te quiero" - dijo el mexicano con seguridad
- nosotros hacemos lo mismo - dijo el chileno
- cállate... ¡no es lo mismo! - gritó algo enojado México
- ¡a mi no me callas! - gritó el chileno empujando a él mexicano, este intentó golpear a Chile, pero él lo empujó haciendo que el mexicano se golpeara la  cabeza en la pared

- oye... me dolió - dijo el mexicano intentando no llorar, el chileno preocupado lo abrazó
- perdón, perdón- dijo el chileno casi llorando
- sueltame
- ¡no! ¿Puedo hacer algo para que te sientas mejor? - preguntó el chileno repitiendo lo mismo que su padre decía cuando se lastimaba
- mmm... ¿me das un besito? - preguntó el mexicano aprovechando la situación, el chileno se alejó
- dijiste que eso es de parejas
- no dije eso... ¿un beso de amigos?
- bueno - dijo el chileno acercándose y besando su frente
- pero ahí no wey, en la boca - exigió el mexicano, el chileno sonrió y le dio un pequeño beso, el mexicano no soltaba la cabeza de Chile, pero este usando todas sus fuerzas se separó de él

- ¡por eso no me gusta besarte! - gritó el chileno algo enojado
- ay, como si no te gustara- rió el pequeño acercándose a él
- si me gusta, se siente rico... ¡pero no me dejas respirar!
- ya, ya, perdón
- oye... el beso nos hace pareja - dijo el chileno de pronto
- ¿de ver... digo ¡¿qué?! - gritó el mexicano sonrojandose
- pues si po
- ¡no! ¡Soy muy pequeño para arruinar así mi vida! - dijo el mexicano provocando una fuerte y contagiosa risa en el chileno, el mexicano al escucharlo también se puso a reír.

¿por qué yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora