¿por qué yo?

01

Una voz familiar para el chileno, comenzó a llamar a su nuevo amigo, este se despidió y fue corriendo hasta él hombre que lo llamaba; él pequeño Chile no podía creer lo que veía, era su padre quien llamaba a su amigo, pero estaba con otra mujer, esto no le importó al chileno, estaba a punto de comenzar a correr para llegar hasta su padre, cuando el imperio lo tomó por la espalda cargandolo 

- espera... mi papá - balbuceo el pequeño intentando escapar de los brazos de Reich
- ¿tú papá? - preguntó el imperio, el chileno asintió llorando al ver otra vez a su padre, a Reich le dolió un poco verlo así y caminó hasta él hombre

- disculpe - dijo el imperio tocando el hombro de el español mientras tenía a Chile en sus brazos , este dejó de caminar y soltó la mano de la mujer y de el pequeño mexicano
- ¿que nece... - estaba diciendo el español hasta ver a él chileno, retrocedió unos pasos, parecía sorprendido de verlo
- usted es el padre de este niño- dijo Reich con seguridad, el español miró a la mujer
- cariño... ¿podeis llevar a Nueva España a jugar mientras yo hablo con... este hombre? - dijo el español tirando de el brazo de el mexicano, la mujer tomó el brazo de el niño
- se llama México - dijo entre dientes la mujer mientras fingía una amable sonrisa, miró al imperio un momento y luego al niño
- ¡Chile, vamos a jugar! - dijo feliz el mexicano, el chileno miró con duda a Reich, este lo dejó en el suelo y le dió un suave empujón para que vaya con el mexicano, ambos niños y la mujer se fueron hasta una de las casitas

- es tu hijo ¿no? - dijo el imperio cruzado de brazos frente a él español que lo miraba enojado
- si, lo es - admitió el español sin mostrar remordimiento alguno
- ¿por qué lo abandonaron? - preguntó Reich mirandolo fijamente
- su madre decidió abandonarlo cuando descubrió que estaba con otra mujer y que ya tenía un hijo con ella, yo la apoyé completamente - dijo el español sonriendo un poco
- no puedo creerlo...
- quedan pocas mujeres por aquí y vaya que son... riquísimas, por eso las estoy conquistando, aunque no soporto a estos críos que salen de ellas...
- ¿también lo abandonaras? - preguntó el imperio mirando a el pequeño mexicano que se divertía feliz con el chileno
- claro que si, no quiero nada con ellos, solo con sus madres - rió el español, Reich comprendió que no podría hacer un trato con este idiota para devolverle a su pequeño, así que sin consultarle a nadie, decidió adoptar al pequeño tricolor de la estrella.

El español se fue de el parque tomando a la mujer de la mano, el mexicano corrió tras ellos para irse, Chile se quedó parado en el mismo lugar, viendo como su padre se iba sin él, otra vez

- Chile, vamos a casa - gritó Reich comenzando a caminar, el chileno corrió hasta el imperio, pero tropezó con unas piedras y cayó de cara al suelo, el imperio se dio vuelta enseguida al escuchar aquel golpe seco contras las piedras, se asustó al ver a él pequeño de cara contra el suelo, lo cargó enseguida, lo sentó sobre una de las bancas y revisó si estaba herido

- ¿duele? - preguntó el imperio tocando la cara de Chile
- ¡si! Me duele aquí y aquí - dijo el pequeño apuntando a su rodilla y luego a su frente, tenía una gran herida en la rodilla, pero nada en la frente, Reich levantó la pierna de el pantalón hasta la rodilla, para que la tela no se pegara a la herida gracias a la sangre y lo cargó todo el camino a casa.

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Al llegar, el imperio pidió a Alemania traer un botiquín, cuando lo tuvo entre sus manos, curó la herida de Chile y luego lo dejó descansar sobre el sofá

- esa herida te salvó de el baño que te iba a dar - dijo riendo el imperio mientras tomaba las pequeñas manitos de el chileno, este reía.

El alemán tomó algunos de sus juguetes y se los llevó a él chileno para jugar con él, se entretuvieron bastante, no había pasado mucho tiempo,cuando Alemania ya había considerado a Chile como su hermano menor.