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Chile fue el primero en separarse de los labios de México, sus mejillas sonrojadas y calurosas daban a entender que lo que había pasado le había encantado

- que bien besas - dijo el mexicano logrando que ambos comenzaran a reír de forma descontrolada
- ¿Gracias? - dijo riendo el chileno, ambos se quedaron mirando mientras sonreían, de pronto el mexicano se puso algo nervioso y se aclaró la garganta preparandose para decir algo
- ¿Quieres ser mi novio? - la pequeña sonrisa de Chile se convirtió en una gran sonrisa nerviosa
- ¿Yo tu novio? - rió el chileno sin poder creer lo que oía
- si Chile, mi novio
- si quiero - dijo el chileno abrazando a México, este comenzó a festejar mientras lo abrazaba fuertemente y besaba sus mejillas, el chileno reía junto a México y recibía sus besos.

Chile volvió a casa ya entrada la noche, iba muy feliz como para responder las preguntas de el alemán, este se había preocupado de que se hubiera desaparecido tantas horas y que volviera como si nada sin responder sus preguntas

- ¡Chile! - gritó el alemán sacando a el chileno de su trance
- ¿Qué?
- ¿Qué te pasa que no respondes nada y llevas esa cara? - preguntó el alemán entre preocupado y molesto
- ay hermano, me pasó lo más lindo que le puede pasar a alguien - recordó el chileno poniéndose aún más contento, el alemán comprendió pero quería saber más a detalle
- México ¿Cierto? - dijo muy seguro de si mismo el alemán, Chile se sonrojó mientras asentía
- por eso llegué tarde, me lo encontré en el parque y... - el chileno se le quedó contando a su hermano lo que había pasado, este escuchaba atentamente cada palabra de su hermano.

Esa noche Chile se fue a la cama con una gran sonrisa en la cara, no podía esperar al día siguiente para ver a México, por primera vez sintió lo que era realmente querer a alguien y ser querido.

A la mañana siguiente salió a caminar después de desayunar, había quedado con México para verse en el parque, este lo esperaba en la misma banca y cuando Chile llegó a su lado lo recibió con un fuerte abrazo y un beso

- casi pensé que no venías - dijo el mexicano volviendo a sentarse, Chile hizo lo mismo
- pero aquí estoy

Ambos se quedaron conversando, pasearon por el parque mientras veían a los niños jugar, luego se alejaron un poco más y siguieron caminando por entre los árboles, tomados de la mano cruzaron un pequeño riachuelo y siguieron su camino sin rumbo alguno, solamente volvieron unas horas después para ir a comer algo, ambos tenían algo de dinero y decidieron comprar una pizza para compartir en la banca de el parque.

Con la pizza en manos y mucha hambre se dirigieron a la banca de siempre, se sentaron y cada uno sacó una rebanada que comieron con mucho gusto

- no, mi mamá murió cuando yo era pequeño, no lo recuerdo muy bien así que no puedo decir más - dijo él mexicano luego de que Chile le preguntara si tenía madre
- la mía sigue viva, tiene algunas grietas por mi culpa, pero parece no molestarle y le gusta que vaya a verla - dijo él chileno con un tono melancólico en su alegre voz
- ¿Por qué por tu culpa?
- siempre que la abrazo se le forman grietas en el cuerpo, ayer estuve con ella, afirmé mi mano en su hombro como 1 minuto y se le hizo una grieta - dijo el chileno mirando a lo lejos
- ¿Por qué? - el chileno le contó porque pasaba eso, México no podía creerlo y solo pudo afirmar su mano en el hombro de Chile como gesto consolador
- está rica la pizza - dijo el chileno para cambiar de tema
- si, está rica - sonrió el mexicano tomando otra rebanada.

El día se les había pasado rápido, cada uno volvió a su casa, México estaba emocionado por contarle a Perú todo lo que había pasado, este no había llegado la noche anterior a casa y no pudo contarle, pero ahora lo haría.

Apenas llegó vió al peruano intentando dormir, se saludaron con una sonrisa, México se recostó en su cama y respiró hondo

- oye, Perú
- ¿Qué pasó?
- ¿Por qué no llegaste anoche?
- me quedé en la casa de un amigo, te había dicho que iría a su casa
- no lo recordaba - dijo el mexicano, se quedó recostado mirando por la ventana pensando en su día con Chile
- Oye Perú
- ¿Qué quieres México? Intento dormir
- lo siento, pero debo contarte algo que pasó ayer
- ¿Qué te pasó?
- le pedí a Chile...
- otra vez con ese Chile...
- cállate... Le pedí que sea mi novio y si aceptó wey - contó feliz el mexicano, Perú sonrió al verlo así
- que bueno amigo, si me lo permites voy a dormir ahora - dijo el peruano quedándose dormido enseguida, México no quiso molestarlo más nombrando a él chileno cada un minuto, así que prefirió dormir también.

¿por qué yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora