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Chile y Alemania iban vestidos de negro, la iglesia en donde descansaba el cuerpo de Reich en una urna de madera, estaba extrañamente llena, Alemania casi se desmayó al ver también a URSS allí, Chile no tenía fuerzas más que para seguir llorando y poco le importaba la gente que había alrededor.

Alemania cargaba la urna sobre su hombro junto a otras 5 personas, el chileno caminaba a su lado y los acompañaba a el camposanto, detrás iba mucha gente, algunos se lamentaban, otros hablaban sobre el difunto y el resto iba en silencio.

La urna había comenzado a descender hacia aquel pozo de 6 metros de profundidad, Alemania mantenía una mano sobre el hombro de el chileno, ambos derramaban lagrimas llenas de dolor que se deslizaban por sus mejillas hasta perderse en su cuello o simplemente caían a la tierra.

La mayoría de la gente se había ido, Alemania estaba a punto de irse hasta que notó que el chileno no se movía de su lugar, este miraba algo en su mano, era aquella flor que tomó entre sus manos la noche que Reich había dejado este mundo, se veía en perfectas condiciones, Chile dejó la pequeña flor azulada sobre la tierra llena de flores de plástico y brillantes colores, sin duda era el aciano quien brillaba más entre todas esas flores artificiales.

- vamos niños, a casa - dijo el imperio tomando la mano de el pequeño Rusia quien se preguntaba que era este lugar lleno de lápidas y flores
- oye México ¿que pasa? - preguntó el Ucraniano viendo que el mexicano no se movía de su lugar
- ¿no quería ver a Alemania? - preguntó, URSS junto a Rusia y Bielorrusia no se detenían, el imperio sabía que Ucrania quería hablar con el alemán
- si... ¿me acompañas? - dijo el ucraniano, México asintió.

Ambos caminaron entre las lápidas, uno más emocionado que el otro, Alemania apenas vio a el ucraniano se le acercó y sin avisar comenzaron a caminar mientras hablaban, dejando a ambos niños solos, el silencio de el cementerio era realmente acogedor para Chile, no así para México

- hola - dijo finalmente el mexicano sonrojandose de vergüenza, el silencio era muy grande y al romperlo notó una extraña sensación
- ¿tú quién eres? - preguntó fríamente el chileno caminando a una de las bancas de el lugar
- ¿puedo sentarme?
- si... ¿y quién eres?
- lo siento, soy México ¿y tú?
- Chile - respondió, el chileno ya no lo recordaba, el mexicano comenzaba a recordarlo
- yo te conozco de algún lado - dijo el mexicano después de un rato de silencio, Chile no parecía interesado en sus palabras
- pues yo no te he visto en toda mi vida ¿de dónde eres? - preguntó el chileno, este se había secado unas cuantas lágrimas y tomó más atención a la conversación
- soy Azteca, mi padre es España, pero me abandonó y mi madre murió cuando yo era muy pequeño - contó el mexicano, este siempre disfrutaba de hablar de su vida
- lo siento - dijo el chileno como modo de respeto hacia el mexicano
- tranquilo, yo lo siento más, tu padre acaba de...
- lo sé, pero él no era mi padre... no recuerdo quien era mi padre, solo recuerdo a mi madre - contó Chile mirando a el mexicano
- ¿quien era?
- Mapuche, como te dije, no sé quién es mi padre, pero él me adoptó y... yo lo extraño mucho - dijo el chileno refiriéndose a Reich, este comenzó a llorar, el mexicano estaba nervioso, no sabía que hacer, finalmente lo abrazó logrando que el chileno se calmara, este secó sus lagrimas

- ¿estás bien? - preguntó México bastante preocupado
- si, si... lo siento - respondió el chileno algo avergonzado, México formó una leve sonrisa en su rostro
- no pasa nada Chile... ¿sabes? Ya recordé de donde te conozco
- ¿a sí?¿de donde? - preguntó el chileno intentando calmarse
- creo que tenía 5 años o más cuando jugábamos, en un parque con casitas... recuerdo esta estrella muy bien y siempre... nos besabamos- terminó de contar el mexicano, el chileno sintió un golpe de recuerdos llegar a su mente, de pronto recordó su infancia junto a México y lo que hacía con él.

Chile se quedó en blanco al menos 10 minutos, México estaba asustado de haber dicho algo malo, el chileno volteó a ver a México, vio fijamente sus labios mientras seguía recordando, el mexicano por su parte también miraba los labios de Chile y tuvo que morder su lengua para que aquella tentación de su niñez no volviera ahora.


Alemania se dirigía a Chile, le dijo que ya tenían que irse

- ¿ahora? - preguntó el chileno queriendo quedarse un momento más con México
- si Chile, además tu amigo también se va ahora ¿no Ucri? - dijo el alemán mirando a Ucrania
- si, vamos México - el mexicano obedeció, Chile dirigió su mirada a la sepultura de su padre y luego se resignó a ir con Alemania.

Ambos niños iban hablando mientras los mayores disfrutaban de la compañía de el otro, rozaban tímidamente sus manos o se susurraban pequeñas caricias al oído, en un momento dejaron que Chile y México fueran delante,para que ellos pudieran tener más "intimidad" sin que los pequeños vieran y se rieran, sin embargo no sabían que solo uno de ellos se reiría o se asquearia con la escena, pues el otro estaba cayendo en un abismo de amor por su amigo... otra vez.

La noche había caído, el chileno ya se había ido a la cama e intentaba conciliar el sueño, no podía despegar su mirada de las infinitas estrellas, la luna se presentaba redonda y radiante como un plato plateado en una esquina de su ventana, las ramas de el árbol de manzanas jugaban con el viento nocturno, el chileno le dio la espalda a la ventana y cerró los ojos conciliando así, el sueño.

¿por qué yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora