¿por qué yo?

03

Tal como el pequeño mexicano temía, el español empacó sus cosas en la mañana y se fue de la casa, el pequeño intentó detener a su padre

- papá, por favor no te vayas - dijo este con lagrimas en los ojos
- ¡sueltame Nueva España! - gritó el español asustando a él pequeño, este se quedó parado en el umbral de la puerta mientras veía a su padre alejarse

- México... ¿que haces despierto? - le preguntó Azteca tomándolo entre sus brazos, este se acurrucó allí
- papá se fue - dijo el pequeño secando sus lagrimas
- tranquilo... no lo necesitamos México, estaremos bien juntos - dijo su madre con una tranquila sonrisa, aunque por dentro estaba rota
- mamá ¿que es eso? - preguntó el pequeño tocando la mejilla de su madre, ella no entendía de qué hablaba, por lo cual se acercó a un espejo.

Dejó a México en el suelo cuando vio que lo que tenía era...¡una grieta!
Recordó en ese momento la conversación que tuvo con España días después de que México nació

- España...
- no te estoy mintiendo Azte... cuando yo me vaya, tú morirás y tu hijo tomará tu lugar y tu reino

No podía creerlo, ella de verdad pensó que el español bromeaba, pero ahora veía que era verdad.

Ella estaba preocupada y enojada, todo esto no le habría pasado si no se hubiera enamorado de aquel español que logró conquistarla con regalos y lindas palabras... que logró embarazarla.

Miró al mexicano quien tenía una mirada inocente, él no tenía la culpa de lo que había pasado, sólo era un niño... solo era un niño... a Azteca le dolía el corazón de pensar que tendría que dejar a su hijo solo ¿cómo iba a vivir sin ella?

●

En otro lado, un pequeño chileno le insistía a un alemán salir a jugar, pero este negaba las peticiones de el pequeño

- papá no está en la casa y se va a enojar cuando se entere que nos escapamos, no vamos a salir - dijo firmemente el alemán dirigiendo su mirada a otro lado, pues sabía que los ojitos de el chileno lo harían cambiar de opinión
- ¿y si te doy un... un pan?
- no Chile, intentar usar mi gusto por el pan no me hará cambiar de opinión, no vamos a salir
- ¡por favor Ale! - insistía el de estrella casi llorando
- ¿y si jugamos aquí? - preguntó el alemán con una sonrisa, el chileno volvió a sonreír al escuchar la sugerencia y siguió a el mayor hasta su habitación, en la cual el alemán le dio algunos juguetes y jugaron hasta que el imperio llegó a la casa.

Cuando el imperio llegó, el chileno salió corriendo de la habitación de el alemán para saludarlo, Reich aunque estaba cansado lo cargó y le dio algunos besos como saludo

- hola papá - saludó el alemán saliendo de su habitación, el imperio sonrió a modo de saludo
- vayan a la mesa, les haré algo de comer ahora - dijo el imperio, Alemania acompañó a su padre a la cocina para ayudarlo, el chileno se quedó tranquilamente sentado, pues sabía que si bajaba no podría volver a subir sólo.

En un rato todos estaban comiendo, él chileno insistió tanto con ir al parque a jugar, que Reich finalmente accedió a la petición de el pequeño.

Al llegar al parque, el chileno se fue a una de las casitas y comenzó a correr tropezando sin querer con un niño que estaba parado en medio de el lugar

- ¿pero que te pasa? - preguntó aquel niño de manera desagradable, el pequeño notó que era un niño unos años mayor que él
- perdón, no te vi - dijo el chileno, este se quedó parado mirando a el niño
- ¿que mirás? Vete
- ¡bonito sol! - gritó el chileno mientras salía corriendo nuevamente, el niño se sonrojó al escuchar las palabras de el pequeño, quiso seguirlo, pues aquel era el primero que no se burlaba de el sol que tenía en la cara, pero su padre lo llamaba y tuvo que irse.

El chileno llegó cansado hasta su padre a pedirle un poco de agua, este abrió una botella para él

- vi a un niño... ¡con un sol! - dijo el chileno emocionado mientras recuperaba el aire perdido
- ¿de verdad? - preguntó Reich contento de ver a él chileno emocionado
- ¡si! Yo igual quiero tener un sol - dijo el pequeño tocando la parte de su cara en donde había una estrella
- ¿para qué? Después de todo el sol también es una estrella - dijo el alemán presumiendo su inteligencia
- eso es verdad Chile y tu estrella está bien, si tuvieras un sol dejarías de ser mi pequeña estrellita ¿acaso quieres dejar de ser mi estrellita? - preguntó Reich con una sonrisa
- ¡Nunca! - respondió el chileno pidiendo ser cargado.

El chileno estaba tan cansado que se quedó dormido en los brazos de el imperio, este y Alemania decidieron volver a casa, para que el chileno pudiera descansar más cómodamente.

●

Azteca estaba preocupada, las grietas seguían apareciendo sobre su cuerpo y cada una de ellas dolía más que la anterior, el mexicano estaba preocupado por su madre pero no sabía que hacer

- Mapuche... se que debes odiarme por quitarte a España... pero mírame, él me hizo lo mismo que a ti y ahora estoy llena de grietas - dijo la Azteca con dolor cuando la mapuche llegó a su casa, el mexicano se había quedado dormido en su habitación
- ¿que te hizo? - preguntó preocupada la mapuche al verla, ella no le tenía rencor a Azteca, después de todo él único culpable era España
- no lo sé... pero él me dijo que si él se iba, me iba a morir... es lo único que recuerdo Mapu ¿por qué a ti no te pasó lo mismo?
- porque yo abandoné a mi hijo
- ¿puedes ayudarme?
- tus grietas están muy avanzadas... lo siento Azte
- por favor encuentra quien cuide de mi hijo... te lo ruego
- te lo prometo Azte