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Al día siguiente, el imperio despertó a él pequeño mexicano para el desayuno, este tenía algo de miedo de estas personas que lo habían llevado a su casa, extrañaba a su madre y solo quería volver con ella

- veo que sigue lloviendo - dijo el hombre mientras sostenía un biberón, un pequeño bebé tomaba con ganas la leche que había en su interior
- ¿como se llama? - preguntó México mirando a el señor
- ¿quien? - preguntó el hombre
- usted
- Unión Soviética... puedes decirme URSS si lo deseas - el pequeño asintió mientras practicaba la pronunciación de el nombre
- ¿y él? - preguntó un rato después México, mirando a el bebé en los brazos de URSS
- Rusia
- ¿y ellos?
- Ucrania y Bielorrusia
- señor urss, quiero ir a mi casa - dijo el pequeño jugando con sus manitos
- pero no sé dónde vives... ¿tú sabes tu dirección? - preguntó el mayor apartando el biberón de la boca de el pequeño ruso
- ¡si! Vivo cerca de un parque - dijo el pequeño, el imperio suspiró mientras miraba por la ventana, aquella información no servía mucho
- ¿y quienes son tus padres? - preguntó urss mirando a el niño nuevamente, el pequeño se puso a llorar enseguida y Ucrania tuvo que calmarlo
- mi papá se fue de casa y la señora no me dejó ver a mi mami... dijo que se fue a un lugar muy bonito, pero tenía que irse sola y lo sentía mucho - dijo el pequeño llevando sus manos a sus ojos llenos de lágrimas mientras lloraba con dolor, el imperio comprendió enseguida de que hablaba el pequeño, su madre había muerto y su padre le había abandonado, sintió una gran responsabilidad de cuidar de el pequeño y adoptarlo como un hijo más, Ucrania y Bielorrusia miraban tristes a el pequeño, el ruso se había despertado con el llanto de México y lloraba de igual manera pidiendo atención para quedarse dormido.

El chileno nuevamente estaba deprimido, Reich no había cumplido con la promesa de buscar a su madre y la lluvia le impedía ir al parque, como Reich no cumplió con su promesa, él pequeño se enojó con él y se escondió todo el día, a el imperio no le quedó otro remedio que salir a comprar algo para sacarlo de su escondite.

- Chile, tengo algo para ti - dijo el imperio contento entrando a la casa
- ¡estoy enojado y estoy escondido! - le respondió el pequeño
- ¿donde estás?
- ¡escondido! - gritó el chileno
- bueno... si no sales de tu escondite tendré que darle tu paleta a Alemania y él tendrá dos - dijo el imperio buscando con la mirada a Chile
- estoy bajo tu cama - respondió este al escuchar lo de la paleta de dulce, el imperio rió y entró a la habitación en donde el chileno salía debajo de la cama, recibió la paleta de dulce y fue corriendo donde Alemania, pues el imperio lo perseguía con la intención de darle un golpe por meterse bajo la cama y llenar su ropa de polvo.

Habían pasado algunas horas, el Imperio y Alemania habían salido de casa dejando a Chile solo, las puertas estaban bajo llave y las ventanas con seguro, él pequeño no podía salir de casa de ninguna manera

- mi papá miente mucho - dijo el pequeño hablando con un muñeco de trapo que había encontrado bajo la cama de Reich - me dijo que buscariamos a mi mamá, pero no vamos nunca a buscarla... ¿a ti también te mintió papá?¿por qué estabas bajo su cama? Estás muy sucio

El pequeño tomó a el muñeco de el brazo y lo llevó al baño, puso un banquito a un lado de la tina, pues era muy bajo para alcanzarla, llenó la tina y metió a él muñeco allí salpicando agua a todos lados.

El chileno seguía en su jueguito de meter a él muñeco bajo el agua cuando Reich y Alemania llegaron a casa

- ¡Chile! - gritó el imperio parado en la entrada de el baño, el chileno se asustó tanto que casi cae al agua
- papi...
- ¿me puedes explicar que haces? - le preguntó el imperio llevando sus dedos a la sien para calmarse
- yo... él estaba sucio y lo estoy bañando por que tú haces eso cuando yo estoy sucio también - explicó el chileno temblando de miedo al ver la cara que había puesto el imperio
- ven aquí... no te voy a hacer nada - le dijo el mayor fingiendo una sonrisa, pero apenas el chileno se acercó, Reich lo tomó de un brazo y le dio tres sonoros golpes en su trasero, era la primera vez que alguien golpeaba a él chileno y este no sabía como reaccionar, le había dolido y mucho, pero no quería llorar
- papá
- cállate, estás castigado - dijo el imperio soltando su brazo y llendo a vaciar la tina, vio el muñeco de trapo y lo tiró a la basura, luego se ocupó de secar el suelo salpicado de agua

- ¿no dije que estabas castigado? - dijo el imperio enojado
- ¿que hago? - preguntó el chileno, era la primera vez que le decían que estaba castigado
- ¡Alemania! - gritó el imperio asustando nuevamente a el chileno
- diga padre - dijo el alemán parándose a un lado de el chileno
- lleva a Chile a mi habitación y encierralo allí, está castigado - ordenó el Imperio, Alemania miró a él pequeño y tomó su mano, lo llevó a la habitación dicha y entró con él alli

- ¿te pegó muy fuerte? - preguntó el alemán cargando a el pequeño para que subiera a la cama
- si... ¿cuanto rato tengo que estar aquí? Quiero jugar - dijo el pequeño
- lo siento hermanito, estás castigado, no puedes jugar ni salir - dijo el alemán tomando las manos de Chile
- bueno - dijo triste el chileno, Alemania sonrió y acarició su cabeza
- vendré a verte cuando el sol se esconda detrás de el pino - dijo el alemán apuntando a un árbol lejano que se podía ver por la ventana de la habitación, el chileno asintió y se limitó a ver como el tricolor salía de la habitación y lo dejaba encerrado.

El chileno no se aburrió mucho, pues jugó a que era un prisionero que había visto en la tele, tal como prometió el alemán, lo fue a ver apenas el sol se escondió tras el pino

- ¡si no eres un policía no puedes pasar a mi celda! - dijo el chileno apuntando a Alemania con sus manos que hacían la forma de una pistola, el alemán sonrió y cerró la puerta tras de sí
- soy un policía
- ¡tú me metiste a la cárcel y ahora vas a pagar Ale! - dijo el pequeño riendo, el alemán reía y el imperio que escuchaba fuera también reía de la ocurrencias de el chileno
- no, porque te voy a torturar - dijo el alemán tirándose sobre el pequeño y comenzando a hacerle cosquillas, el pequeño se reía a carcajadas y el Imperio, que había abierto la puerta, los veía sonriendo


¿por qué yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora