21

136 16 4
                                    

Un tiempo después... años quizá

La relación entre el argentino y el chileno iba un tanto mal, 2 años habian pasado y el menor estaba muy apegado a él argentino, mientras que este no parecía interesado en seguir con la relación en pie

- Chile...
- no por favor, te necesito - dijo el de la estrella dejando caer sus lágrimas sobre su rostro
- no Chile, no me necesitás... Lo siento, de verdad lo siento, pero vos y yo sabemos que nos estamos haciendo daño
- ¿por qué?...¿qué te hice? - el chileno se levantó llorando de la banca de aquel parque que tantas veces los había visto unirse y ahora le había tocado presenciar como terminaban
- no me hiciste nada... Chile sabés que te estás haciendo daño estando conmigo - el chileno sabía que esto era verdad, desde que su padre había muerto, se había apegado demasiado a él argentino, lastimando sus propios sentimientos y casi quitándose su propia libertad.

El chileno finalmente aceptó que la relación terminara, quedaron como amigos, pues aunque como novios no se llevaban muy bien, fueron y eran muy buenos amigos.

Chile había llegado a casa, se sentía extrañamente libre, sólo tenía ganas de abrazar a su hermano, pero aquel estaba con el ucraniano en su habitación, el chileno se limitó a escuchar los golpes en la pared y los gemidos seguramente de Ucrania, a pesar de el ruido logró conciliar el sueño.

Finalmente después de tanto tiempo había tenido un sueño, en aquel estaba él y su padre platicando, además de alguien más de cara borrosa de colores verde, blanco y rojo, el chileno no recordaba a alguien así y menos le importaba, pues de sólo ver a su padre frente a él le hacía olvidar lo que pasaba en el exterior.

La mañana siguiente

Alemania estaba realmente de muy buen humor está mañana, tanto así que le dio el desayuno a Chile en la cama y le dio uno que otro detallito al verlo tan decaído

- Ale... soñé con papá - habló el chileno cuando el alemán se sentó sobre la cama
- ¿qué soñaste?
- él me contaba que estaba feliz de verme otra vez y que te visitaría en cualquier momento... también me dijo que estaba muy bien y se divertía.... en el infierno, pero se estaba divirtiendo

El alemán comenzó a reír al escuchar lo último, el chileno lo acompañó en su risa.

Unos minutos más tarde estaba poniéndose ropa para ir a la escuela, no le entusiasmaba mucho la idea de encontrarse con el biceleste por los pasillos, pero de todos modos tenía que ir.

El chileno se encontraba jugando fútbol con los mismos niños de siempre, ya había metido algunos goles y el entrenador lo estaba felicitando con cada gol que daba

- ¿cuántos años dijiste que tenías muchacho? Me sorprende que seas tan bueno jugando - dijo el entrenador tomando a el chileno por los hombros, este sonreía y respiraba algo cansado
- tengo 15 señor
- me sorprendes muchacho... tienes la edad suficiente para entrar al equipo juvenil ¿te gustaría formar parte de nosotros? Puedo conseguirte un puesto de delantero
- ¡me encantaría señor! - respondió con una gran sonrisa, el entrenador lo dejó ir para que pudiera darse una ducha y luego ir a casa.

Apenas el pequeño llegó a casa se encontró con la sorpresa de que él alemán había llegado temprano y no dudó en contarle con alegría lo que le había dicho el entrenador.

La noche había caído, el chileno se encontraba en el baño viéndose al espejo, sin querer había comenzado a llorar al ver su ojo, este se había tornado completamente negro desde que la mapuche lo golpeó, él veía perfectamente, pero le daba vergüenza que todos lo vieran, por lo que usaba con orgullo un parche azul con una estrella que su hermano le había regalado; se secó las lágrimas y poniéndose el parche sobre su ojo salió del baño encaminandose a su habitación.

No había podido dormir esa noche, algo lo impulsaba a salir de la cama e ir hasta la casa de la mapuche, a pesar de que afuera llovía a cántaros se levantó y colocándose un abrigo y zapatos tomó la linterna y salió silenciosamente de casa para enfrentarse a la mujer.

¿por qué iba con ella? Ni el mismo  lo tenía claro, sólo sabía que tenía que exigirle algunas respuestas a varias preguntas que tenía en mente desde aquel día.

De memoria cruzó bosques y varios puentes, el lodo embarraba sus zapatos y la lluvia mojaba su abrigo, temblando de pies a cabeza siguió su rumbo sin descanso sólo siendo guiado por la luz de la linterna que portaba en su temblorosa mano.

El camino se le hizo largo bajo el manto de la noche y el abrazo de la lluvia, pero finalmente había llegado, sentía miedo de lo que podía hacer aquella mujer y también miedo de lo que podría hacerle su hermano si lo había descubierto saliendo de casa.

Tocó débilmente la puerta, dentro de la casa se sintió el sonido de una silla siendo arrastrado por el suelo, por lo que supo que alguien se había levantado a abrir la puerta

- ¿tú? - fue la primera reacción de la mujer, esta sintió pena al verlo mojado y lo invitó a que se acercara al fuego
- necesito hablar con usted - dijo el chileno quitándose el gorro que tenía el abrigo y apartandose el pelo de la cara
- pues habla
- ¿por qué me abandonaste?

¿por qué yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora