Capítulo 26

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—Virus Omega, así se le ha llamado a esta pandemia de índole mundial que comienza a aterrorizar a cada rincón del planeta

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—Virus Omega, así se le ha llamado a esta pandemia de índole mundial que comienza a aterrorizar a cada rincón del planeta. Hay pánico por las calles al aún no hallar una cura alguna que haya revertido los efectos que la propia Área 51 indujo con sus experimentos. Los hospitales ya casi no reciben gente con síntomas porque los Omegas se han asustado desde el anterior anuncio emitido. Pero este decreto no va para los contagiados, sino para sus familias y los humanos que quieran seguir conservando su humanidad. En últimos experimentos e investigaciones, los científicos han encontrado que los Omegas pueden evolucionar hasta tener inicios de agresividad y violencia, hubo uno que llegó a asesinar a sus compañeros de celda. Por esto, es un anuncio de luz roja que debe darse en todo el país, cada ciudadano que no se haya convertido aún en un monstro, debe estar alerta. Recuerden sus barbijos, anden con cuidado porque cualquiera que se vea como una persona podría ser un Omega. Yo, como presidente de los Estados Unidos, veo nuestro error como Nación al haber dejado de una de estas cosas escapara y se esparciera el virus hacia todo el mundo. Por eso, me reuniré con los distintos países para ofrecerles de mi armada y hacer un trato donde podamos unir fuerzas e irnos deshaciendo de ellos. No se dejen engañar, un Omega que mata deja sus derechos atrás y su raciocinio desaparece completamente, ayúdenos a terminar con esta pandemia lo más antes posible. 

Apenas el decreto del presidente llega a su fin, el canal sufre unos fallos antes de volver al canal de noticias el cual estaba puesto. Toda la sala llena de omegas está en un sepulcral silencio, el mismo científico siente su piel helarse ante tal acontecimiento y las atrocidades que fueron dichas por ese hombre.

¿Ahora qué harían? ¿Cómo evitarían que miles de omegas murieran al rededor del mundo?

Y eso que aún parecían ignorar la existencia de betas u alfas.

La calma no duró mucho ya que un bullicio comenzó a oírse antes de escuchar algunas voces entrar en pánico. SeokJin volteó a ver a los hombres y mujeres que hablaban entre ellos y sus expresiones le demostraba lo asustados que se encontraban.

—¡Oigan, oigan! —Exclamó, antes de que todo se saliera de control. —No se preocupen, ustedes están a salvo aquí, vamos a hacer un plan, ¿está bien? No se alteren aún. Los síntomas que dijo el presidente son falsos, no se preocupen por eso. Por favor, JiKyo, toma una hoja y anota los familiares que todos tengan y que sean omegas, iremos por ellos también. —Ante el asentimiento de la joven pelinegra, los cinco salieron de la cabaña y caminaron hasta la casa de los Min para tener un poco más de privacidad a la hora de decidir lo que harían de ahora en adelante.

HoSeok puso la pava a calentarse en el fuego para hacer unas infusiones y calmar a sus alterados amigos, mientras ellos se sentaban en las sillas al rededor de la mesa. Y YoonGi abrazaba a Jimin quien se mostraba algo aterrado con la situación.

El mismo SeokJin se encontraba en un pequeño trance que rompió enseguida, sus manos sobre la mesa se encontraban un poco temblorosas.

—Bien...acepto sugerencias, —murmuró, sintiendo un nudo en la garganta, —porque...porque no tengo idea en cómo voy a ayudar a todos los omegas en otros países y ciudades lejanas. —Jin apoyó su cabeza en sus dos manos, sintiendo sus ojos repentinamente cristalizados. —Nunca debí hacer este experimento, nunca los debí crear. Maté gente para lograrlo y ahora van a morir más por mi culpa, por no haber controlado la situación. Por mi estúpido sueño, omegas inocentes van a morir, y no puedo hacer nada por ellos. —En el momento en el cual el castaño rompió en llanto, todos estaban consternados. Nunca habían visto a SeokJin tan preocupado y asustado, no llorando ni dejándose caer.

Virus Omega [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora