Capítulo 23

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Dos bolsos eran suficientes para el tiempo en el que estarían lejos

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Dos bolsos eran suficientes para el tiempo en el que estarían lejos. En los asientos traseros habían bebidas y comida suficientes para el viaje, no sabían cuánto podrían tardar pero aquello no era de real importancia.

—Nos comunicaremos por el el teléfono sin GPS que les dejé en la mesa, solo tiene agendado el número que es del mío. Les avisaré cualquier información que tengamos. —Jimin asintió a las palabras que el beta iba diciendo, teniendo que él hacerse cargo de cualquier encargo, pues al ser las siete de la mañana YoonGi continuaba dormitando en su hombro mientras se aferraba a su cintura y olfateaba sus dulces feromonas. —¿No te incomoda tenerlo siempre pegado?

—Hace frío aquí afuera, es una ventaja. —Park ríe, observando a los dos amigos estar a punto de subir a la camioneta más grande para impartir su viaje.

—Bueno, supongo que lo más importante que deben hacer es vigilar a NamJoon, —ante su mención, ambos voltean a la casa rodante que se hallaba a penas más apartada que la cabaña, el peli-gris había dormido allí, —que no haga nada muy sospechoso y no se acerque a los omegas si no quieren verlo. Le dije que nos quedaríamos con su celular asique está guardado en uno de los cajones de la habitación que ustedes comparten. Él aceptó, dijo que solo revisaría unos papeles de entrevistas que había hecho recientemente sobre el virus.

—Está bien, dalo por hecho, Jin hyung.

—¿Ya podemos ir adentro? —La voz adormilada les sacó risas a ambos, el rubio solo pudo acariciar los brazos que se ajustaban en su torso.

—Ya casi. —Tanto Kim como Jung subieron al auto, decidiendo que no debían perder más tiempo.

—Nos vemos pronto, cuídense mucho.

—Adiós Jiminnie, cuiden a los omegas.

—Lo haremos, cuídense hyungs, y mucha suerte. 

—Por cierto, casi lo olvido, —frena el castaño, —NamJoon es humano, no es omega, ni beta, tampoco alfa. Tampoco es capaz de oler las feromonas, él no tiene síntomas. —Aquellas fueron las últimas palabras que intercambiaron antes de que encendieran el vehículo, y luego de un par de maniobras, se perdieron entre la arboleda del cielo azulado y nublado sin pizcas de luz por el momento.

—Vamos Yoonie. 

 

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Virus Omega [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora