Virus Omega [EN EDICIÓN]

Capítulo 33

Sintiendo la desesperación atravesándole lentamente, no dudó ni un segundo en ingresar a la cabaña, buscando con su mirada algún rastro del omega de cabellos rubios, pero supo rápidamente que se encontraba en la planta de arriba al no hallarse en ninguna parte de la sala. Subió las escaleras a toda prisa, mordiendo su labio inferior con nerviosismo al sentir las feromonas ácidas y con menos intensidad. Abre la puerta sin importarle nada más, encontrándose al menor en medio de la habitación muy alterado, pero antes de querer avanzar hasta él, se voltea a verlo fijamente. 

Con sus lindos ojos brillando en violeta.

—¡No quiero verte! —Exclamó JiJi, mostrándose muy a la defensiva, pero inevitablemente tocando su marca que punzaba en consecuencia.

—JiJi, tranquilo...deja que Jimin y yo hablemos, por favor, sabes que no es lo que crees.

—¡Jimin me dejó tomar el control asique no quiere hablarte! —Gruñó a la defensiva. —¡¿Crees que puedes remplazarme tan fácilmente e irte con otro omega?! ¡¿Acaso no te importo?!

—YoonGi, déjame tomar el control, es difícil tratar con un lobo enojado.

Min suspiró, simplemente asintiendo y dejando que MinGi fuera el encargado de la situación, sabía que no podía arruinarse más de lo que ya estaba, y ellos tenían la mayor conexión después de todo.

—Omega, sabes que eso no es cierto, nunca te dejaría ni te traicionaría, tranquilízate, nosotros te amamos. 

—¡Mientes! ¡¿Tan poco valor tenía para ti?! ¿P-Por qué me marcaste si iba a doler tanto? —El alfa cierra sus ojos con fuerza, negando. Si era algo difícil discutir con un omega enojado quien cree que le robaron a su pareja, es porque inmediatamente comienza a sentirse insuficiente. Insuficiente para su alfa y la relación, no logra pensar otras alternativas solo porque en su mente está que otro omega logró quitarle lo que era suyo. Aunque no sea cierto.

—Sabes que eso no es verdad, por favor cálmate, vas a hacerte daño. Te amo, omega, eres mi destinado y sabes que nunca te cambiaría por nadie más. —El pelinegro se siente un poco más satisfecho al ver que el contrario deja de gritar incoherencias, pero aunque quiere acercarse unos pasos, la respiración de JiJi es acelerada e inevitablemente quiebra en el último momento, dejando que las lágrimas bajen por sus mejillas.

—Por favor, déjanos solos. —Es un pedido inmediato, demasiado vulnerable y MinGi sabe que no puede contradecir a su pedido. Decide asentir al respecto y abandonar el cuarto para dejarlo solo con su propio tiempo que necesitara.

Jimin tiembla un poco cuando vuelve a tener el control de su cuerpo, estaba intentando convencer a su propio lobo que su alfa no los dañaría de esta forma, pero los pensamientos depresivos permanecían, JiJi no podía quitarlos hasta que pudiera calmarse por completo y hablar de buena forma. Su ánimo no era bueno y pequeñas lágrimas seguían cayendo. Su lazo pinchaba en ocasiones, cuando los chillidos de su lobo eran demasiados fuertes y entonces tenía que intentar volver a hablarle.