Capítulo 35

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El sol comienza a dejarse ver conforme las agujas del reloj avanzan, los rayos finalmente se filtran por la ventana de forma despreocupada, dejando a la clara vista a los dos cuerpos profundamente abrazados y plenamente dormidos, toda la habitació...

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El sol comienza a dejarse ver conforme las agujas del reloj avanzan, los rayos finalmente se filtran por la ventana de forma despreocupada, dejando a la clara vista a los dos cuerpos profundamente abrazados y plenamente dormidos, toda la habitación siendo una auténtica escena del crimen que delataba todo lo que ocurrió durante la noche.

Sus largas pestañas comenzaron a barrer sus mejillas con lentitud, removiéndose ante la molesta luz que se reflejaba en su cara. Jimin cubrió con una de sus manos sus ojos para intentar aclarar su vista. Quiso darse la vuelta y rodar sobre su eje para poder conciliar el sueño nuevamente, pero el fuerte agarre sobre su cintura no se lo permitió. Bufó por lo bajo, completamente frustrado, pero antes de que pudiera ingeniarse cualquier otra cosa, un fuerte dolor lo hizo jadear.

Pudo darse cuenta que JiJi estaba presente consigo al mismo tiempo, el dolor en su vientre comenzando a molestar tal como en la noche anterior, su piel ardiendo ante el más mínimo roce con las sábanas.

—M-Mierda JiJi, ¿cuánto se supone que dura el celo? —Preguntó en un jadeo, era realmente un sufrimiento. —Supongo que tres días, —respondió el lobo en voz alta, —no te preocupes, debe ser de tus menores preocupaciones.

El menor quiso gemir y retorcerse para sujetar su vientre, pero estando tan fuertemente agarrado y siendo presionado con el cuerpo ajeno, todo lo que pudo sentir fue el miembro de su hyung rozando su espalda baja. Sí, era todo lo que necesitaba para saciar su dolor.

Comenzó a removerse cada vez más, haciendo que se frotara entre sus muslos y su carne, sintiendo cómo pronto el lubricante comenzaba a manchar sus piernas, trasero y también las sábanas. Se sentía necesitado, y quería calmar el dolor y las ansias, solo necesitaba una sola cosa para ello.

—Bebé, deja de moverte. —Murmuró la ronca voz del alfa en su oído, estremeciéndolo ante su tono de voz grave tan típico de su despertar. Pero el menor realmente no podía evitarlo, quería ser complacido, ahora.

—Yoonie, —entonces llamó en un dulce murmullo, guiando de manera escurridiza su mano entre ambos cuerpos hasta poder llegar al pene del mayor, sintiendo cómo se sobresaltó ante el toque tan repentino, —Hyungie te necesito.

—J-Jimin apenas... —cualquier clase de reclamo que pudo haber surgido de sus labios se detuvo completamente al sentir cómo la pequeña mano del rubio comenzaba a masturbarlo un poco, incitando a despertar su miembro. Y claro, continuamente a su lobo, recordándole que también estaba en celo. —Eres todo un pecado, ¿lo sabías, cariño? —Pregunta gruñendo y comenzando a besar la zona que había marcado anoche, recordando que no debía dejarla sin atender para que pudiera cicatrizar. 

—S-Solo- —Park intentó por sus propios medios autopenetrarse para poder saciar su sed, pero YoonGi lo había evitado casi al instante, alejándose unos centímetros de forma tortuosa, recibiendo un quejido en consecuencia en forma de reclamo.

Virus Omega [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora