Una parada y hacia delante

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🍒"no necesitas de alguien que te diga por donde deberías caminar, sino a alguien que no le moleste la ruta"🍒

—Mi niña, sabéis que jamás voy a poner en duda vuestras razones más a fondo; porque te amo, pero necesito que me digáis de una vez, ¿por que me lo ocultasteis por tanto tiempo?. —Pregunta el español dejando la tasa sobre el plato. Visualizar un amanecer con ella le resultaba un sueño lejano que hoy es posible. 

—Vergüenza. Eso es todo... —Admite Panamá alejándose un poco del bordé de la mesa de cristal.

—¿Vergüenza?.  —El de escudo levanta una ceja extrañado.

—Por ser tan tonta, por las cosas que dejé que pasaran. —Responde el pequeño pais al europeo. —Quiero de alguna forma se quede atrás y que esté ahí.

—¿No creéis que te lastimáis mas haciendo esto que ser honesta contigo y los demas?. —La pregunta da justo en el clavo, una pregunta que ella se habia hecho tantas veces.

—Si, tal vez... No estoy segura. —Pensativa luego queda, esos escenarios son los que jamás desea que sucedan.

—Es como... —Piensa en ello. — Esconder la basura debajo de la alfombra. No por que no esté a la vista significa que todo está limpio. —La mira a ella mientras habla, tiene una sonrisa particular por su visita. — Y pues eventualmente un día tendréis que levantar la alfombra para limpiar y después de hacerlo te habréis dado cuenta que era lo que te causaba alergias recurrentes.

Risa. —jaja ¿experiencia propia?.

—No, no, lo escuché por ahí. —Se acomoda en el asiento tomando la tasa de café entre los dedos.

—Esta bien. —La sonrisa decrece nuevamente. —Pensaba decírselo hace tiempo, pero la verdad de todo esto es que dejé de verlo como algo necesario, no importa si lo sabe ahora, usted continuo con su vida y decírselo tal vez seria hacerlo retroceder.

Las palabras llegan a su corazón. —Pero si hubiese sabido esto hace 354 años muchas cosas para mi serian diferentes... Perdi 354 años de poder abrazaros y deciros lo mucho que os quiero, hija. La única que realmente siento que me quiere... —Rie con una sonrisa torcida, se levanta de la silla y apartándose de la mesa, extiende sus brazos a la otra sentada junto a él, esa expresión de profunda felicidad en su rostro que le acompañaba cada vez que tenian tiempo, esa expresión feliz de aquellos ojos cansados que enternecen a la latina en lo mas profundo; quien no se guardó ni un segundo para poder sentir un abrazo de aquel pais que la mañana anterior la habia residido en su puerto, aun siendo una llegada muy repentina.  

—Te quiero, Papá. —Dijo Panamá en casi un susurro, es un sentimiento que la conmueve.

—Tambien yo, hija. —Acaricia la suave cabellera plateada estando en paz. Su vista queda lejana contemplando un cielo nublado de mañana.

Ella se aparta del abrazo mirándolo luego a el. —Ya me tengo que ir.  —Limpia una lagrima que baja desde su ojo derecho.

—¿Ahora mismo?, ¿tan pronto?. 

—Si, si. 

—Espera, espera, ni siquiera me habéis dicho a donde pensáis ir.

—Ehh pues, es que voy de visita a Rusia. —las mejillas rosas se pintaron.

—¡No puede ser!, ya sabia que no estabas aquí para ver a este viejo jaja. —Dice en forma de broma aquello. —Esta bien, ve con cuidado, si necesitas ayuda con algo llámame, he estado navegando estos mares por mas años que tú. —sonrie.

Son tan diferentes (ruspan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora