No puedo creer que he dejado esto para el último momento. Sabiendo lo lunática y perfeccionista que es Carol. La modista marca las partes del vestido que deben encoger. Se supone que la prueba de vestido fue hace una semana. Pero no pude asistir porque el trabajo no me lo permitió.
Estoy haciendo mi pasantía en psicología y por más que busqué la forma de coordinar con todos, no lo logré. La pasantía ocupaba cada momento de mi día, es un trabajo exigente, pero al menos es algo que verdaderamente disfrutaba. Había logrado hacer mi pasantía en uno de los centros más importantes del país y tenía muchas posibilidades de quedarme a trabajar allí. Por eso trato de dar mi mejor esfuerzo cada día y de ser necesario quedarme unas horas más.
Carol entiende lo importante que es para mí, así que me propuso que buscara unas horas disponibles en la semana para hacer la prueba de mi vestido. Pero lamentablemente no he encontré ningún otro momento que este. Son las dos de la madrugada y tenemos que tomar un vuelo en una hora. El vestido me queda enorme y la boda es solo en una semana. Siento la mirada fulminante de Carol, si pudiera matarme con solo mirarme, lo haría. Ahora entiendo, que sí, debí sacar el tiempo para esto antes. Soy dama de honor, se supone que debo asegurarme de que todo salga bien.
—¿Puedes dejar de mirarme así?
—No.
—Sé que fue mi culpa, pero María lo va a arreglar a tiempo ¿Cierto? —Le suplico a la modista que diga que sí.
—Sí, así será señorita, no se preocupe —me da tranquilidad sus palabras. Pero creo a que mi mejor amiga no.
—Si me hubieras sacado una hora durante la semana, no estuviéramos llegando tarde al vuelo —gruñe.
—No estamos llegando tarde, todavía nos queda una hora.
Ella blanquea sus ojos, mientras yo le regalo mi mejor sonrisa.
—Tengo ganas de matarte, Isabela.
—Te quedarías sin dama de honor.
—Voy a matarte después de la boda.
—Me parece justo.
María termina de marcar los pequeños ajustes que debe de hacerle al vestido y por fin puede bajarme de este pedestal. Me sentía una estatua. Entro al vestidor para poder colocarme mi ropa, había escogido un jean negro, una blusa verde que hace juego con mis ojos y unos tenis negros para así poder estar cómoda durante el viaje.
Mi cabello me lo había arreglado yo misma en casa, justo antes de venir para acá, solo les hice unas cuantas ondas. Al estar lista salimos del lugar para subirnos a un auto que nos esperaba y así poder dirigirnos hacia el aeropuerto.
La boda iba a ser en Grecia ¿por qué? Es donde Carol y Mateo habían festejado su primer año juntos. Ambos quedaron encantados. Creo que ninguno de los dos pensaba que este suceso se iba a hacer realidad. Cuando ellos se conocieron Carol tenía la fiel creencia de que el matrimonio no era para ella. Pero creo que desde que conoció a Mateo esa idea fue menguando. Hoy llevaban cuatro años juntos y se van a casar.