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Carol siempre ha sido fiel con el hecho de no querer hijos, es una idea que comparte con Mateo. Pero si de algo estoy segura es que si el universo le da la oportunidad de ser madre, será la madre más sobreprotectora y exagerada que haya visto este mundo.
Solo me tropecé y el coreógrafo dijo con claridad que solo necesitaba un poco de hielo sobre mi tobillo pero a mi mejor amiga se le ocurrió la brillante idea de llamar a un doctor, el cual ha indicado que para que la leve inflamación de mi pie desaparezca para mañana, lo recomendable sería que no moviera el pie durante todo el día de hoy.
Lo cual no me hubiera importado si fuera cualquier otro día pero justamente hoy que es el día que vamos a recorrer la isla de Santorini. Carol siempre me ha hablado maravillas de este lugar de sus famosas casas blancas y azules, lo increíble que es pasear por los pintorescos callejones estrechos, las boutiques elegantes que posee y de aquellos restaurantes que están al orilla del mar. Ella dice que los mejores atardeceres de su vida los ha visto aquí. Había anhelado explorar este lugar por años, pero ahora por su culpa me lo perderé.
Ella se niega a contradecir las órdenes del doctor, lo cual me parece algo exagerado de su parte. Estoy bien, a penas siento molestia al apoyar el pie.
—Te odio—digo observando la venda que cubría todo mi tobillo —Ahora no podré conocer Fira,—este es el nombre de la capital de la isla— ni ninguna parte de Santorini.
—Isabela, no es mi culpa. Tu fuiste que te tropezaste y ahora solo me aseguro que tu estés bien —se defiende Carol.
—Si es tu culpa. Podría ir apoyándome de Alex o de Emil —Al mencionar sus nombres, ambos niegan con su cabeza.
—El doctor dijo que no—comenta Alex —No es nada grave, pero si lo apoyas por error puedes lastimarte en serio.
Me cruzo de brazos y apoyo mi cabeza del espaldar de la cama.
—Solo hice lo mejor para ti —Carol acaricia mi pierna.
—Solo exageraste.
—Tal vez, pero gracias a esa exageración mañana tu pie estará como nuevo —ella me guiña el ojo y se coloca de pie.
Sé que si pidiera que no fueran hoy, ella cancelaría todo por mi. Pero no sería justo para los demás, este es el único día para recorrer la ciudad con libertad. Mañana llegaría el resto de su familia, además de algunos amigos. El miércoles es su despedida de soltera, el jueves es la cena de ensayo y el viernes ya será la boda.
Así que aunque quiera no puedo evitar que ellos vayan y disfruten de este día. Tal vez pueda quedarme unos días después de la boda y recorrer este lugar junto a mi madre. Hace mucho que no tenemos vacaciones solo ella y yo, creo que nos caería bien a ambas.
—Me puedo quedar contigo si quieres —comenta Hugo, lo cual me hace mirarlo. Él se encuentra sentado en una de las esquinas de la cama.