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Isabela
Me odio en este momento por querer besarlo, otra vez. Aunque me pase los días aquí diciendo que no siento absolutamente nada por él ¿esa es la verdad? No estoy segura de lo que siento cuando lo tengo cerca, a esta distancia. Mi cuerpo grita que ha extrañado su tacto y su cercanía con una locura que no puedo explicar con palabras.
Porque la verdad es que lo he extrañado, aunque me lo niegue una y otra vez, esa es mi realidad ¿la odio? Quizás. Odio el hecho que después de que cada noche que me levanté a mitad de madrugada sin un rastro de sueño, luego de cada mañana en las cuales mis nervios no se calmaban con nada, lo único que anhelaba era estar entre sus brazos justo como estoy ahora.
Pero, aunque él ha movido todo mi mundo con su regreso, no puedo permitir darle el poder de destruirlo de nuevo. Porque, aunque me ha costado, entendí que no se puede amar a alguien más de lo que debes amarte a ti misma, jamás debes poner la felicidad de los demás por encima de la tuya. Debes cuidarte porque si no lo haces tú ¿Quién lo hará?
Entonces entiendes sus razones de irse.
Obviamente, cuando él decidió irse a Londres. Aunque me costó, lo comprendí. Él solo hizo lo que consideró mejor para poder sanar, esa herida que había dejado la muerte de su hermana. Eso lo entiendo y jamás le podría reclamar eso. Porque al morir Ilai, lo único que quería era escapar a un lugar lejano donde nada me recordara a él.
¿Entonces? ¿Por qué tu actitud con él?
Porque éramos amigos y su razón para terminar nuestra amistad fue: "No te necesito en mi vida".
Tal vez, es algo más complicado, quizás no se supo expresar. Debes dejar que se explique.
No, él hace años dijo que no me necesitaba y ahora de la nada ¿Si? No puedo permitir que juegue con mis emociones de esa forma.
Sé que el desastre que me vuelvo cada vez que estoy a su lado desaparecerá en el momento que me vaya de Grecia. Solo debo soportar unos días más y todo nuestro pasado volverá a donde pertenece, se quedará en el ayer y podré continuar.
—Disculpen —Esa voz me hace volver a la realidad.
Giro mi cabeza para encontrarme con Hugo. Lleva esa sonrisa amable que lo caracteriza.
—¿Podrías permitirme el siguiente baile?
Mis ojos vuelven a Oscar, esa mirada llena de emociones que tenía hace unos minutos se ha vuelto totalmente oscura. Noto que quiere responder por mí, pero no se lo permito.
—Por supuesto —contesto con rapidez.
Quito mis manos del cuello de Oscar para lograr sepárame, aunque una pequeña parte de mí no quiere hacerlo, sé que es lo que debo hacer. Tomo la mano de Hugo.
—Gracias por el baile —digo para luego permitir que Hugo me lleve al centro de la pista. Siento su cuerpo acercarse al mío.
Quiero decir que siento paz al alejarme de Oscar, pero no es cierto. Lo raro es que teniendo las manos de Hugo rodeando mi cintura y apoyando mi cabeza sobre su pecho, no siento absolutamente nada.
