Isabela
Practicamos el desfile treinta veces. Carol quiere que todo quede a la perfección, pero no solo ella, sino también las madres de los novios. Parecen ser cortadas con la misma tijera, ambas son intensas, perfeccionistas y no tienen dudas de decir lo que piensan. Aunque si esta fuera la boda de un hijo mío también me aseguraría que todo estuviera bajo control.
Hoy hemos practicado todo el cortejo, incluyendo cada persona que va a tener la más la mínima participación en la ceremonia. Lo único bueno de todo esto, es que después de todo este estrés solo quedará alistarse para ir a la despedida de soltera. Necesito desestresarme y sé que esta noche será una gran oportunidad.
Algo que no deja de dar vueltas en mi cabeza, es que con el único hombre que he pensado casarme, es con el que tengo junto a mi lado. Ni Oscar, ni yo hemos dicho una palabra que no tenga que ver con el desfile. La disputa que ha tenido con Hugo el día de ayer ha dejado moretones en su pómulo izquierdo. Gracias a Dios que existe el maquillaje y que esos son fáciles de cubrir. Creo que para el caso de Hugo no será igual, pero no estoy segura porque aún no lo he visto.
Tengo entendido que sigue en el hospital, tal vez vuelva mañana.
—Al fin ha quedado perfecto. —dice la madre de Mateo con una sonrisa en su rostro.
—Esperamos que quede así de hermoso el viernes—agrega la madre de Carol entrecerrando sus ojos —Pueden irse, sé que es hora de alistarse.
Todos celebran con aplausos y comienzan a caminar hacia el interior de la casa. Estoy a punto de voltearme cuando siento que alguien me sostiene de mi antebrazo, no tengo que mirar para saber que es Oscar. Mi piel erizada me lo indica.
—¿Podemos hablar? —pregunta en un tono casi inaudible.
Asiento y ambos esperamos que la mayoría se marche.
¿En serio vamos a hablar? ¿Estoy lista para esto?
«Sí, lo necesitamos.»
Lo sé, quiero hacerle demasiadas preguntas y en realidad no sé por dónde comenzar.
—¿Por qué te peleaste con Hugo? —pregunto cuando no hay nadie lo suficientemente cerca para escucharme.
«De todas las preguntas que tenemos ¿por qué esa?»
Lo siento, mis nervios no son de ayuda.
«Es que esa respuesta, ya la tenemos.»
Quiero saberlo todo, no solo lo poco que llegué a escuchar ayer.
—Tenía mis razones —Se limita a responder.
—Quiero saber esas razones.
—No.
—Oscar...—Me interrumpe.
—Debería ser suficiente saber que tengo mis razones, me conoces no golpearía a nadie si no lo mereciera y ese.. —Peina un poco su cabello y posa su mirada en mi— se lo merecía.