Isabela
Tenía una idea de lo hermoso que era Londres, todas las películas y libros que han sido inspirados en estas vibras británicas me habían llamado mi atención, pero estar aquí, me está robando el corazón. No puedo creer que me encuentro en Picadilly Circus esta intersección que se destaca por sus grandes pantallas de vídeo, los carteles publicitarios de neón y por la famosa fuente con la escultura de Eros. No he parado de tomar fotos y hacer videos, necesito documentar todo lo que pueda de este día.
Ángel asegura que una de las mejores cosas para hacer en Londres, es sentarte en las escaleras de la fuente y disfrutar del gran ambiente o de una actuación en vivo de algún músico callejero. Ya hemos disfrutado de tres maravillosas actuaciones y yo me siento en el centro de una escena de película.
Luego me han llevado al Palacio de Westminster donde se encuentra el Parlamento Británico y el tan aclamado Big Ben, aquella famosa Torre del Reloj que ha sido mencionado en cada libro que he leído ambientado en esta hermosa ciudad.
Ahora nos encontramos en el Puente de la Torre, Louis me llenó de datos históricos de cada lugar que hemos visitado. Ese ha sido su trabajo, cualquiera que no lo conociera pensara que ha vivido aquí toda su vida, pero yo sé que ha amado esta ciudad desde el momento que decidió venir a estudiar medicina a este lugar, que por lo que me ha comentado es desde sus trece años. Su madre le había traído a hacer un recorrido a la universidad que ella había asistido y él dijo que eso fue suficiente para saber que él quería experimentar su propia aventura.
Desde entonces lo supo, Londres sería su segundo hogar y se convertirá en el mejor doctor que la vida le permita ser. Para ser específico, quiere especializarse como cirujano cardiotorácico y como neurocirujano. Si mis cálculos no me fallan eso le tomará unos diecisiete años o tal vez más, pero sé que lo logrará, porque tiene las mejores motivaciones: su madre y Celeste.
Hoy sé que no hay nada que él no sea capaz de hacer por ellas.
—Déjenme sacarle una foto al atardecer ya vuelvo—informa Louis con su celular en la mano.
—No te alejes tanto—pide Ángel.
Louis se gira y lo mira, puedo leer su mirada "no soy un niño".
—No te alejes, —repite Ángel.
Louis se limita a negar con su cabeza mientras camina más cerca del barandal para poder adquirir la mejor foto del precioso atardecer que estaba pasando frente a nosotros.
Es agradable y cómico ver a Ángel siendo tan protector y pensar que cuando conocí a este par, Louis era él que cuidaba de Ángel, a veces sin intención de hacerlo, pero lo hacía.
—Ahora está para tomarse un chocolate—comenta Ángel.
—Tal vez dos. —apoyo su idea.
El clima fresco de Londres debe mantener a sus habitantes en esta temporada tomando bebidas calientes para asimilar el viento y la lluvia que se combina con frecuencia aquí. Ángel me ha comentado más de una vez, que, para un escritor, este lugar es simplemente perfecto. A cada momento el clima se alinea para hacer volar su imaginación.