《34》¿Podríamos?

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Isabela

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Isabela

El día de hoy ha transcurrido en un parpadear de ojos, pero han pasado tantas cosas que mi cansancio es puro y completamente emocional. Solo quiero terminar mi postre e ir directamente a la habitación, tal vez ver una pequeña película de caricatura y dormir hasta mañana. Mi plan es levantarme al medio día, exijo eso para que mi cuerpo y mi mente puedan descansar como merecen.

Óscar se encuentra a mi lado, lleva puesto una camisa negra con sus mangas remangadas hasta sus codos, ¿por qué eso se me hace tan atractivo en un hombre? Ni idea, pero ha sido así desde mi adolescencia.

Por el bien de Fernando y del mío, dijimos que nada de trabajo durante el transcurso de este pequeño viaje. Pero ha sido imposible para ellos. Cielo ha mencionado algo sobre la decoración del vestíbulo y fue suficiente para que estos adictos del trabajo comenzaran a hablar con fervor de su próximo proyecto, que parece ser su bebé más preciado.

—Me parece una injusticia que se pongan a hablar de su trabajo en medio de las vacaciones—Fernando se encontraba al lado de su esposa, pero ha tomado lugar a mi lado —Y más cuando no podemos participar de la conversación.

Mueve con decepción su cabeza mientras mira como el resto de la mesa habla con entusiasmo de un tema que evidentemente los cautiva.

—Usted al menos trabaja con ellos, debe andar menos despistado que yo—comento.

—No, en realidad mi bufete trabaja para ellos, yo llevo años sin trabajar directamente—Me explica.

—¿Me adopta? —bromeo.

—Puedo hacer los papeles si quieres.

Ambos reímos.

—¿Comenzarás a trabajar a volver a Miami?, ¿no? —pregunta.

—Sí.

—¿Tienes alguna área donde quieres especializarte?

—En los niños y en los adolescentes, me interesa la atención temprana, considero que es una de las áreas más importantes de la vida de cualquiera—explico posando mis ojos en él.

—En eso tienes toda la razón. Cuando estaba joven, hace unas décadas antes—hace una mueca, lo cual me hace sonreír —Quise ir al psicólogo. Pero en mis tiempos, eso no era buen visto.

—Eso es cierto, aún se pelea con ese concepto erróneo, de que si vas al psicólogo estás loco. Pero al menos, algunos padres están más interesados en la salud mental de sus hijos.

—Como debe de ser—Asiente con su cabeza.

—¿Puedo preguntar la razón de la que quería ir al psicólogo? —pregunto con curiosidad— Si no le incomoda hablar de eso.

—No para nada, puedes preguntar. Después de todo, estamos en proceso de adoptarte ¿no?

—Es cierto—Suelto una leve risa al ver que continúa con esa pequeña broma.

Lo que todos esperanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora