Isabela
Este hombre va a hacer el causante que muera de un ataque cardíaco. Estoy preocupada de lo que causa con sus acciones en mí, a veces con una simple palabra, hasta con un gesto, es el único que es capaz de hacer que mis latidos sean tan intensos y veloces. Tanto que temo por mi bienestar.
Es extraño, pero ahora que me arrastra por toda la tienda buscando vestidos para que me pruebe, siento como si no hubiera pasado el tiempo. Como si nunca nos hemos separado. Sigue siendo él, después de tantos años. Aunque sé que no es así, ha transcurrido tiempo y hemos cambiado. Más de lo que nos gustaría aceptar.
Tantos años que pensé que jamás tendría la oportunidad de ni siquiera establecer una conversación con él y ahora tendremos toda una semana para hacerlo.
«Algo me dice que no solo hablarás con él.»
¿No?
«No te hagas, sé perfectamente como te sentiste cuando él te besó en medio de la plaza.»
Es toda su culpa, por besarme de aquella forma tan cautivadora.
Pero no puedo negar que he disfrutado aquel beso con cada célula de mi cuerpo, se me hizo hasta imposible no ahogar un gemido en su boca. Mi cuerpo anhela el toque de sus manos, necesita ser encendido por el deseo que siempre he sentido ante su presencia y mentiría si dijera que no quiero que me haga arder de placer.
No sé si deba aprovechar de que ambos no sentimos en una burbuja de armonía, es como si solo fuéramos él y yo en esta preciosa ciudad o tal vez debemos esperar más tiempo, ir despacio. Temo hacer algo que arruine la paz que he vuelto a sentir a su lado.
Sé que no lo hemos hablado, pero si decidimos intentarlo. Tendríamos que optar por tener una relación a distancia, lo cual me hace preguntarme, ¿somos capaces de tener una?
Quiero creer que sí, con todas mis fuerzas.
—El vestidor está justo allí, —Me indica y noto que sostiene más de cinco vestidos— quiero que te los pruebes todos. Si te gustan nos llevamos todos.
—No es necesario.
—Isabela, por favor. Compláceme en esto—Inclina su cabeza hacia su izquierda y su simple gesto hace que mis piernas se debiliten.
Sé que no lo haré cambiar de opinión. Los vestidos de este lugar son preciosos y tienen un estilo diferente. Acepto que todos han llamado mi atención.
—Ven—Lo veo caminar hacia los vestidores.
Se introduce en el último del largo pasillo e imito su acción. Al entrar me fijo que es bastante grande. Supuse que lo sería, si este lugar tiene disponible ropa tan costosa, es algo lógico que quieran que sus clientes estén cómodos al momento de medirse cualquier pieza de vestir.