Hay sacrificios que nadie entiende hasta vivirlos, hay amores tan intensos que calan el alma.
Vida estaba fascinada, comía con tanto gusto que era un placer observarla, tal parece que la pizza resultaba un deleite a su paladar, ese capricho culinario que muy pocas veces podían darse. Los ojos de Tamara se iluminaban al contemplarla, deseaba tanto poder brindarle el mundo entero, se cuestionaba cada segundo de su vida el no poder salir de aquel cruel mundo de sombras llamado calle, muchos la juzgaban por no hacerlo pero solo quienes están en las redes de la nada saben lo difícil que puede ser avanzar.
— ¿Te gustó? — cuestionó Venus a la niña sirviéndole un poco más de jugo.
— Es mi comida favorita ¿Verdad mami?
— Si mi vida, no hables con la boca llena por favor.
Fue imposible para Venus no notar que Tamara sostenía el mismo pedazo de pizza desde que se sentaron a comer, mordía muy poco y masticaba tan despacio que llamó su atención.
— Tamara ¿Todo bien? ¿No le gustó?
— Si, si. Es solamente que no tengo tanta hambre, mejor me lo llevo — señaló otro trozo de pizza en el plato de cartón.
La corazonadas de la joven poco se equivocaban, bastaba una mirada para leer en la persona frente a ella las emociones y sin duda esos ojos claros eran espejo de realidad, se tornaban oscuros a la luz de la luna, dilatados y hasta asustados pero la esencia estaba ahí; Tamara mentía, no era falta de hambre, mucho menos que no le gustó aquella deliciosa porción de pizza con la cual suspiró de solo olerla, simplemente estaba atesorando el alimento, quizá para brindarlo a su hija el siguiente día o para ofrecerlo a alguien más; eso Venus aún no lo tenía claro, pero no podía pasar por alto la entrega, el inmenso poder de amar que esa indigente guardaba en su alma.
Por la mente de la joven viajaron mil pensamientos en forma veloz, pero antes que pudiera pronunciar de sus labios delgados una sola palabra el celular comenzó a vibrar, sin darse cuenta el reloj marcaba mucho más de las 10 p.m
¿Quién podría llamarla a esa hora?
Los latidos se aceleraron y la mirada expectantes de Tamara se hizo presente cuando la ojos miel frunció el ceño ante al nombre que seguramente aparecía en la pantalla, la curva de su bonita sonrisa se apagó y pudo jurar que las manos le temblaron.
— ¿Será que nunca me vas a dejar en paz? — musitó entre dientes dejando nuevamente el celular en la mesa, visiblemente molesta
— ¿Encargaste otra pizza Venus? — en su inocente picardía Vida la miró haciéndola sonreír a pesar del evidente mal rato que aquella persona del otro lado de la línea la estaba haciendo pasar.
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𝘽𝙀𝙉𝘿𝙄𝙏𝘼 𝙌𝙐𝙄𝙈𝙀𝙍𝘼 ♀♀
Любовные романыBendito sea el día que el universo unió los caminos de Tamara y Venus. Bendita la suerte de encontrarse cuando la fe estaba perdida. El loco amor de una ingeniera civil que encontró en la indigente con los ojos más hermosos del mundo todo lo que nec...