Las cartas estaban sobre la mesa; jugar a ganar o abandonar la partida.
Ese miedo que había nacido en Tamara solo se vio exacerbado con los años; pensó que lo había dejado en el olvido tal como lo hizo con el culpable de la fobia: el papá de Vida. Aquel turista que con promesas vacías la coló una noche de lluvia en el hotel del pueblo donde se le hizo gracioso que la inocente indigente jamás había subido a un dichoso ascensor; fue tal la falta de empatía y el absolutamente perverso sentido del humor que en medio de la subida al piso donde se hallaba la habitación detuvo el aparato manualmente brincando un poco haciendo que se movieran de un lado al otro, acelerando por completo el corazón de una joven Tamara que no supo cómo reaccionar pero fue guardando en su interior esa gran inseguridad y juró nunca más estar en uno.
En definitiva, era un no, más allá del miedo, esos malos recuerdos de todo lo vivido aún le quemaban el alma y la podían llegar a paralizar.
Buscaba en su mente las palabras correctas para negarse a hacerlo pero al mismo tiempo mantener la compostura, no deseaba que Venus la viera débil o temerosa ante nada; pero esa linda ojos claros no tenía idea que su fuerza más grande la tenía justo frente a ella.
Varios ascensores se abrieron dejando ver a personal que se movía constantemente entre las entrañas del edificio; entro ellos una de las compañeras no pudo ignorar la presencia de esa ingeniería tan solicitada.
— Venus pensé que no vendrías hoy — saludó rápidamente una simpática señora de avanzada edad — de hecho, Andrés me pidió llamarte más tarde, creo que está algo enojado contigo, me dijo que le debías una explicación. ¿Pasó algo?
— No lo creo — miró de reojo a Tamara sabiendo que el cuestionamiento era por la presencia de ella y su hija en el bus donde evacuaron al personal — Andrés es jefe no líder y siempre creé que todos le debemos explicaciones. De igual forma, olvidé algo en casa; creo que entraré más tarde.
El plan de Venus era devolver a Tamara al apartamento, no podía obligarla a hacer algo que no quisiera, mucho menos hacerla sentir mal diciéndole que regresaban por eso, ya se inventaría algo en el camino.
— Por cierto, hay una jovencita que te espera desde hace rato; fue muy tajante al decir que no se movería hasta verte — reveló — no se si tenga que ver con lo que te dirá Andrés, la vi salir de su oficina.
Arantza, una vez más Arantza. Parece que no se daría por vencida, pero lo más ilógico del asunto era esa extraña cercanía con Andrés, a Venus poco le importaba si había algo entre ellos, pero no soportaba que su nombre o intimidad estuviera de boca en boca.
Luego de despedirse de su compañera, le indicó a Tamara que la acompañará hacía un lado para evitar seguir estorbando el paso de las cientos de personas que laboraban en el edificio.
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𝘽𝙀𝙉𝘿𝙄𝙏𝘼 𝙌𝙐𝙄𝙈𝙀𝙍𝘼 ♀♀
RomanceBendito sea el día que el universo unió los caminos de Tamara y Venus. Bendita la suerte de encontrarse cuando la fe estaba perdida. El loco amor de una ingeniera civil que encontró en la indigente con los ojos más hermosos del mundo todo lo que nec...