Lo inimaginable sucederá, desatando el caos que traerá paz.
Venus le dio la espalda a la puesta recargándose en ella, los ojos cerrados y la respiración lenta por algunos segundos; estaba tratando de negarse la horrible realidad que amenazaba del otro lado. El timbre sonó una vez más y su ceño fruncido anunció lo inevitable...
— Venus, espera...
Fue muy tarde, la abuela al conocer de memoria esos gestos inequívocos de rabia en su rostro la intentó contener, pero fue inútil; Venus abrió la puerta rápido y con fuerza, cerrándola de la misma manera luego de salir, un terrible azote que hizo brincar del susto a Tamara.
— No pongas esa carita mi niña — llamó la atención de la ojos grises al verla mirar fijamente la puerta — ella estará bien, es un asunto que tarde o temprano tenía que resolver.
— Es raro, a penas la conozco, pero estoy segura que está molesta, o triste.
— ¿Por qué lo dices?
— Desde el minuto en que la vi, a pesar de las circunstancias siempre estuvo sonriendo, es como una mariposa, una de muchos colores que puede ser feliz libremente, pero esa seriedad es extraña, hace tres días fue igual, le sonó el teléfono y su sonrisa se apagó.
— Eres una gran observadora, creo que nos llevaremos bien; y me encanta como te expresas sobre ella, gracias por quererla.
— ¿Que- quererla? ¿Yo? No, no, solo le estaré siempre agradecida por todo lo que ha hecho por mi hija y por mí, es todo. Por favor no le vaya a decir lo de la mariposa.
— Secreto de abuela — levantó su mano derecha en señal de pacto — ahora cuéntame de ti ¿En qué fecha naciste?
Todo un interrogatorio le tenía Ruth a la linda Tamara, pero mientras el cuerpo de las dos hablaba sus mentes estaban ahí afuera, junto a Venus.
Esa arrebatada sagitariana que quedó frente a frente con un pasado que deseaba soltar de una vez por todas.
— Veeeniii — corrió la apuesta joven a sus brazos
— Arantza, no hagas eso — la alejó firme, pero con delicadeza — ¿Qué haces aquí? Creo que fui lo suficientemente clara, ya no más. Además, tu jamás actúas por coincidencia ¿Cómo supiste que llegué?
— No me hables así bebé — suspiró agarrándole un pequeño mechón de cabello para enrollarlo en su dedo índice varias veces — Andrés me dijo lo que sucedió, me preocupé tanto por ti, además, necesitaba verte.
— Primero, no me digas bebé que estoy lo suficientemente grande para recordar todo lo que ha pasado; te dije que no te quería ver más; y segundo ¿Desde cuándo tratas con Andrés? Él no tiene ningún derecho a hablar sobre mí, ni contigo, ni con nadie.
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𝘽𝙀𝙉𝘿𝙄𝙏𝘼 𝙌𝙐𝙄𝙈𝙀𝙍𝘼 ♀♀
RomansBendito sea el día que el universo unió los caminos de Tamara y Venus. Bendita la suerte de encontrarse cuando la fe estaba perdida. El loco amor de una ingeniera civil que encontró en la indigente con los ojos más hermosos del mundo todo lo que nec...