xxɪx | ɴᴜᴇꜱᴛʀᴏ

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Hay temores incrustados en lo más profundo del alma que nadie conoce, de hecho a veces no quiera nosotros mismos los reconocemos hasta toparnos de frente con ellos

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Hay temores incrustados en lo más profundo del alma que nadie conoce, de hecho a veces no quiera nosotros mismos los reconocemos hasta toparnos de frente con ellos.

Eran tantas las emociones que asimilar el momento se volvió difícil, dos personalidades fuertes eran dominadas por el miedo a perderse cuando a penas se encontraban.

Pasar de la risa al llanto era una locura.

Venus sentía el alma destrozada, necesitaba solo tiempo para entender lo que nunca planeó: ¡Un bebé crecía en su vientre!

Aunque la advertencia estaba clara, Tamara no se movería de su lado, como un rayo de luz al final de ese túnel de oscuro abandono que había sido su vida; para la sagitariana la única compañía segura desde niña fue la abuela Ruth, por años buscó encajar en lugares donde no era feliz para evitar a toda costa una soledad que con el tiempo fue aprendiendo a querer, pero justo ahí, en su corazón, se albergaba la inseguridad de cometer algún error que alejara a quienes más quería, pero está vez, esta vez era muy distinto.

Las horas transcurrían lentas, dolorosas. Casi entrada la madrugada y con un frío terrible penetrando hasta sus huesos Tamara se asomó a la habitación cuando vio entrar a la enfermera con un medicamento.

¿Está dormida?susurró desde el umbral de la puerta.

La enfermera solo asintió con una suave sonrisa mientras monitoreaba los signos vitales de Venus y el bebé. Tamara no pudo más, aprovechando el supuesto sueño de su amor se quedó ahí, justo a su lado mientras terminaba de ser atendida por la amable enfermera que salió tal como llegó, en total sigilo.

Cielo, muchachita míamusitó bajo en su oído

Al no tener ninguna respuesta creyó ingenuamente que estaba profundamente dormida. Además, se veía tan frágil, la nariz y los labios enrojecidos eran signo indiscutible que estuvo llorando hasta cansarse.

Daría mi vida entera porque no sufras mi amor — siguió hablando muy bajito, casi en un susurro mientras le tocaba el cabello con ternurayo creo que aún no te llegas a imaginar lo que siento por ti, es tan grande Venus.

Dejándole un suave beso en la frente la hizo estremecer pero ni por un segundo abrió los ojos a pesar de esas inmensas ganas de llorar; todo un remolino de sentimientos en su interior.

Sé que estás asustada, yo también lo estuve. ¿Sabes algo?sollozótuve tu misma reacción cuando supe que Vida crecía en mí, no quería hablar con nadie, detestaba al mundo entero, estaba sola y amargada pero cuando la sentí moverse hubo una especie de magia, de amor tan infinito, de fuerza para vencer todo. Nosotras no teníamos nada ni a nadie, pero este pedacito nos tiene a las dos...

Bajando lentamente la mano tocó una vez más su vientre, está vez con Venus conciente de aquel roce que la hizo delatar al no poder detener las lágrimas de sentimiento puro.

𝘽𝙀𝙉𝘿𝙄𝙏𝘼 𝙌𝙐𝙄𝙈𝙀𝙍𝘼 ♀♀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora