Dicen que nadie puede extrañar lo que no ha tenido, pero hay sueños imposibles, esos que se anhelan desde tan profundo del corazón que se aferran a la piel con la esperanza efímera de hacerse realidad.
Que difícil añorar el amor, pero no cualquier amor; ese de cuento, de película, de revista; amor de felicidad. Cada una en la posición que la vida les brindó lo esperó por años, desde la fría calle o desde las más alocadas fiestas; recogiendo latas o sentada en la comodidad de una oficina, con la inocencia de haber entregado su cuerpo solo una vez o con la experiencia de vivir a plenitud la sexualidad. Todas las diferencias que las llegaban a separar conjugaban en la esperanza casi perdida de hallar la plenitud en la compañía de otra persona; ahí estaban acostadas lado a lado con la sonrisa más grande en el rostro, completamente en silencio solo se miraban, más que eso, se detallaban guardando en sus almas cada gesto.
— Eres como de mentira ¿lo sabias? — rompiendo el silencio Tamara pasó su índice desde la frente hasta el mentón de la sagitariana — y te confieso que eso me asusta. Todo es tan lindo que a veces creo que estoy soñando.
— Yo también lo creo al verte, cada día me gustas más, pero sobre todo cada día te admiro más y justo ahí está el amor — entrelazó sus manos besándole cada dedo.
— ¿Por qué yo? — suspiró — tu ex no es de mi agrado y lo sabes, de hecho, la detesto — confesó haciendo reír a Venus — pero es la muestra de que puedes estar con quien tu desees, joven o mayor, con dinero, con una profesión. Pero yo no tengo nada.
— Tienes magia Tamara — apoyándose en el codo se inclinó para mirarla de frente — he creído siempre en la energía, pero jamás en esa fantasía de que te enamoras con una mirada, hasta que te conocí. Fue y es impresionante lo que siento al verte, al tocarte, al olerte — suavemente pasó la punta de la nariz por su cuello hasta llegar cerca de un seno — llegué a sentirme muy mal conmigo misma durante mucho tiempo, no estoy orgullosa de lo que fui, llegué hasta a no querer mirarme al espejo, pero cuando tú me miras ¡Pff! — sonrió dándole un pequeño beso — cuando me tocas, me siento la mujer más especial, se me olvida el mundo y sencillamente soy feliz. Me siento bonita, sexy.
— Lo eres mi cielo — la tomó con la ayuda de la sábana que tenía aferrada a la cintura para subirla sobre su cuerpo — eres la más hermosa para mí, yo no pensé enamorarme así, de hecho, no creí posible sentir tantas cosas; mucho menos por una mujer, eso sí es tu culpa — advirtió sonriendo divertidamente — pero estamos aquí, y no me importa tu pasado, solo nuestro futuro porque ese nos pertenece a las dos ¿No?
— A las 3, tu hija es nuestro mayor motor para ser una buena familia, darle el hogar que ni tu ni yo tuvimos a pesar de vivir en mundos distintos, a las dos nos hizo falta un lugar seguro.
— ¿Crees que ella lo acepte pronto?
— Paciencia mi reina — la besó suavemente — Todo a su tiempo
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𝘽𝙀𝙉𝘿𝙄𝙏𝘼 𝙌𝙐𝙄𝙈𝙀𝙍𝘼 ♀♀
RomanceBendito sea el día que el universo unió los caminos de Tamara y Venus. Bendita la suerte de encontrarse cuando la fe estaba perdida. El loco amor de una ingeniera civil que encontró en la indigente con los ojos más hermosos del mundo todo lo que nec...