Cuando existen sentimientos arraigados en el alma, de esos que se experimentan por primera vez y prometen ser eternos hay sacrificios que van más allá de la razón, actos que juraron nunca ver la luz, promesas rotas.
Tamara a pesar del enorme dolor en todo el cuerpo, la piel lacerada por el incidente y esa terrible somnolencia por los medicamentos no pudo quedarse en casa; asumió con fuerza el papel que había jugado desde que era una jovencita, ser base y soporte.
Venus estaba tan lastimada que, aunque intentó ocultarlo con la más bella sonrisa los ojitos la delataban, apenas podía moverse al siguiente día, Vida necesitaba entrar a la escuela y la abuela Ruth pausaría por momentos su pequeña tienda holística para cuidar de ambas; definitivamente alguien debía hacerse cargo. No preguntó, no dialogó, solo asumió lo que para ella era evidente.
Además, no podía permitir que alguien más siguiera haciéndose cargo de su hija y sus cosas; mucho menos esa mujer que tanto adoraba.
— Abue, no entiendo porque Tamara debe doblar el turno. Debe estar tan cansada.
— Es una leona, cuidará a su familia por sobre todas las cosas — contestó sabiamente con esa paz absoluta mientras armaba un sahumerio — por eso el viaje debe ser perfecto, lo merece.
— Me siento nerviosa y emocionada; quiero que sea inolvidable
— Y lo será, yo me encargaré de los detalles. Tu tranquila.
— Eso es precisamente lo que me asusta doña Ruth, sus ideas loquitas — pausó la risa que estaba a punto de soltar cuando escuchó la puerta principal abrirse — ¡Ya llegó! — expresó con absoluta emoción — ayúdame abuela, por favor.
Ruth con dedicación la ayudó a levantarse, haciendo valer esa frenética euforia de verse nuevamente, pero vaya sorpresa la que se llevarían apenas salieron de la habitación. Tamara estaba rodeada de bolsas del supermercado repletas de víveres, algunas con ropa, un lindo juego para Vida y un ramo de girasoles en sus manos con la más amplia y orgullosa sonrisa en el rostro.
— Mira todo lo que trajo mamá abuela, mira Venus — con desbordante alegría la pequeña señaló todos los paquetes.
— Hola ¿Cómo te sientes? — saludó Tamara al verla, con los ojitos tan brillantes que iluminaron el lugar.
Pero Venus estaba aún con la impresión a flor de piel, era ilógica la escena. La ojos grises no llevaba más de una semana laborando, las propinas eran aun modestas y el hecho de doblar un turno no significaba ganancia de ese modo. ¿De dónde había sacado el dinero para comprar todo eso? ¿Qué había hecho? Aquella personalidad carente de filtro fluyó, no pensó en las consecuencias al reaccionar y las intensas personalidades comenzaban a chocar.
— ¿De dónde salió todo eso Tamara? — cuestionó con toda la seriedad que ese ceño fruncido le daba a su rostro.
— Ay Venus, eso no importa, lo que interesa es que...
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𝘽𝙀𝙉𝘿𝙄𝙏𝘼 𝙌𝙐𝙄𝙈𝙀𝙍𝘼 ♀♀
RomanceBendito sea el día que el universo unió los caminos de Tamara y Venus. Bendita la suerte de encontrarse cuando la fe estaba perdida. El loco amor de una ingeniera civil que encontró en la indigente con los ojos más hermosos del mundo todo lo que nec...