xɪx | ¿ᴛᴜ ᴠɪᴅᴀ?

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Hay sentimientos que se forjan con absoluta dedicación y hay otros que nacen sin razón pero son tan inmensos que el precio por asimilarlos es enfrentarlos así como llegaron: fuertes e indomables

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Hay sentimientos que se forjan con absoluta dedicación y hay otros que nacen sin razón pero son tan inmensos que el precio por asimilarlos es enfrentarlos así como llegaron: fuertes e indomables.

Tamara tembló al sentirse expuesta, mucho más cuando la abuela Ruth se cambió a la velocidad de la luz para irrumpir en la cocina nuevamente; escurridiza como siempre alegó que su turno en el supermercado comenzaba pronto y fue directo a la habitación para alistarse pero la curiosidad de una veterana adivina es una de las fuerzas más poderosa del mundo.

- ¿Sabías que cuando más intentamos huir de la realidad peores se hacen los miedos?

- Ay señora Ruth, que susto - brincó la ojos claros saliendo del baño aún secándose el cabello.

- Ven aquí, te quiero contar algo - señaló la cama tomando un peine para desenredar esa larga melena castaña - cuando Venus me contó que te conoció sentí un tono extraño en sus palabras; me habló de una indigente es verdad, pero más allá de eso, se dedicó a describirte con detalles exactos, tus ojos, tu cabello, el color de tu piel, el tono de voz con la cual la regañaste - confesó haciéndola sonreír por la extraña vergüenza que sintió - me habló de una leona que cuidaba a su cría, me habló de una mujer impresionante, pero también me habló de ese dolor cuando te fuiste sin decir adiós.

- ¿Dolor?

- Supongo que vio en ti algo especial desde el primer momento, su destino estaba escrito, tenía que suceder y tú fuiste la respuesta. Tu eras eso que tanto buscó sin saberlo.

- No le entiendo nada señora Ruth - giró suavemente mirándola de frente - ¿Venus me buscó?

- Mi nieta cerró su corazón al sentimiento luego de sufrir mucho, pero tal parece que le quedó un espacio abierto y por ahí te colaste tú, sin pedir permiso - sonrió al ver la carita de confusión de Tamara.

- ¿Lo que me está queriendo decir es que, ella me quiere?

- Más de lo que te imaginas, pero dime algo ¿Tu la quieres a ella?

- Claro, es mi amiga - se levantó rápido - si me pregunta por lo que escuchó pues solo fue para que esquelética la deje en paz. Yo estoy agradecida con Venus, ha sido muy buena conmigo.

- Ya veo, tiene lógica lo que dices. Entonces la equivocada soy yo, tu no eres la respuesta; seguramente será otra mujer.

- ¡No, otra no! - caminó de un lado al otro aún con esa rabia viva en su pecho imaginándola con alguien más.

- Tamara, hija - con toda la calma se levantó tomándola por los hombros hasta mirarle esos ojitos empañados a borde de un colapso - ¿Le temes a aceptar lo que sientes, solo porque es mujer?

𝘽𝙀𝙉𝘿𝙄𝙏𝘼 𝙌𝙐𝙄𝙈𝙀𝙍𝘼 ♀♀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora