Comenzar, crecer, creer...
Sin tener idea de que sucedería Venus solo se dejó llevar, "fluyó" cómo diría la abuela Ruth. Un largo baño, almuerzo ligero y estaba lista, esperando con metro y planos en mano al equipo quienes puntualmente pasaron por ella para ir a ese lugar donde nadie se imaginaria que pasó la noche: la casona.
— Venus ¿todo bien? — la sacó del trance de sus pensamientos una compañera — estás muy callada, eso no es normal en ti.
— Es solo que no entiendo la insistencia de construir justo ahí.
— Según escuché son millones los que costó el terreno, no van a descartar el proyecto porque unos cuantos malhechores viven ahí. Aunque claro, el peligro es para nosotros.
Y sin duda lo sería, del otro lado de la historia se preparaban, los rumores de la nueva visita habían llegado pero esta vez el plan no era pelear, iban a atacar como solo ellos sabían, desde el silencio de los olvidados.
Cuando la camioneta que transportaba el personal ingresó al terrero, cientos de indigentes los esperaban, de pie uno a lado del otro.
Venus se bajó del vehículo con las piernas temblorosas, caminó sin querer ver hasta reunirse con los compañeros que estaban justo frente al nutrido grupo de habitantes de calle, entre ellos Tamara, aferrada de la mano de Vida.
Por instinto sus miradas se hallaron y el mundo desapareció por segundos, hablaban con los ojos deseando no estar ahí, querían ignorar la presencia de la otra pero que difícil resultaba.
— Me parece que no fuimos lo suficientemente claros — expresó con frialdad Charlie, liderando el grupo — al menos que traigan la solución pueden marcharse de nuestro espacio, por las buenas.
— Hagamos esto sencillo — Andrés, el ingeniero encargado, se acercó con una carpeta repleta de documentos — no hay vuelta atrás, no venimos a negociar. Tienen hasta mañana para buscar un nuevo lugar, un puente, un refugio, un asilo — propuso con insolente desdén en sus palabras que hizo enojar aún más a la prole — pero deben irse.
— Yo te voy a decir quién es que debe irse... - intervino aquel tipo de mal aspecto intentando sacar su arma haciendo dar a los profesionales un paso atrás.
— ¡Goyo, ya basta! - ordenó Charlie deteniéndolo
"Goyo", como recuerdo desagradable llegó ese nombre a Venus, era el hombre que intentó lastimar a Tamara, lo confirmó al verlo hablar, efectivamente le faltaban algunos dientes producto del consumo de sustancias ilícitas sin control. La rabia le revolvió el estómago, siempre había sido una mujer de paz, pero la frustración que padeció al no poder defender a esa "extraña" fue única y todo por culpa de ese tipo que se creía el dueño del mundo.
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𝘽𝙀𝙉𝘿𝙄𝙏𝘼 𝙌𝙐𝙄𝙈𝙀𝙍𝘼 ♀♀
RomanceBendito sea el día que el universo unió los caminos de Tamara y Venus. Bendita la suerte de encontrarse cuando la fe estaba perdida. El loco amor de una ingeniera civil que encontró en la indigente con los ojos más hermosos del mundo todo lo que nec...