Fluir desde el respeto... De eso se trata una relación, dejar a un lado el orgullo y el temor, demostrar que dos corazones enamorados lo pueden todo; definitivamente cuando se quiere con el alma cualquier diferencia encuentra el equilibrio mágico.
Tamara cobijó a su prometida por largos minutos, si, estaba arrullandola tiernamente, sentada lado a lado; susurrándole al oído cuánto la amaba, a ella y al bebé...
— Mi cielo, lo mejor es irnos — pidió con cuidado — necesitas descansar ya, no está bien que estés fuera de casa.
— ¿Sabes que es lo único que necesito? ¡A ti! — suspiró profundamente al ver esa carita de confusión — entiendo lo del reposo pero, te deseo tanto. Cada día estás más bella Tamara.
— Ay amor, no digas eso. Me tienes aquí, junto a ti siempre. Ya llegará nuestro momento.
— Lo veo tan lejano.
— No me hagas esa carita de consentida — pidió sonriente al ver el divino puchero que se formó en los labios de Venus, ese gesto que tanto le fascina — además, el día que me salvaste prometiste ser solo mía, acabas de aceptar ser mi esposa.
— Así será mi reina, pero ¿Que tiene que ver?
— Que después que nazca nuestro pedacito tendremos años enteros para amarnos, cada noche si es posible, todos los días a nuestro favor; excepto cuando hagas berrinches y te toque dormir en la sala muchachita.
— ¿Ah, sí? — sin poder contenerse soltó una fuerte carcajada ante la seriedad absoluta en el rostro de su amor — pues eso no sucederá porque jamás, escucha bien, jamás nos iremos a la cama enojadas. Así yo haga berrinches y tú estés de terca. Buscaremos la solución.
— ¿Lo prometes?
— Te lo juro mi reina; sé que la convivencia a veces no resultará sencilla pero el amor debe ser más fuerte que cualquier pelea. Dormir y amanecer felices será la clave de nuestra felicidad, recuerda que si tú y yo estamos bien entonces todo lo estará.
— Y no más celos muchachita — se burló al recordar el terrible incidente de la cena — Venus, no quiero que dudes de mí. Creo que lo mejor será seguir trabajando sola, sin pedir ayuda a nadie, mucho menos a quién pueda incomodarte.
— No amor, fui yo quien cometí un error — admitió — sé que le gustas a la Leticia esa pero espero que le quede claro que es imposible, yo estoy muy segura de tu amor; ella ha sido un apoyo, tu misma me lo dijiste.
— Si, pero...
— Tamara, mi reina — tomándola suave del rostro la miró fijamente perdiéndose en sus bellísimos ojos grises — te adoro tanto, confío plenamente en ti; quiero además ayudarte en el negocio, invertir en el, cuidarte cada segundo; y si Leticia insiste en molestar, entonces la invito a la casa para ofrecer la especialidad: café con un toque de sal.
— ¡Veeenus! ¡Ash! ¿Por qué nunca olvidas nada de eso?
— Cada detalle donde nuestra historia no lo tengo en la memoria, si no aquí — sin dejar de mirarla no un segundo llevó la mano hasta su pecho — justo donde estas tú y los niños, en mi corazón.
— Nuestros hijos, se escucha tan lindo que hasta me parece mentira.
— Pero es una realidad, y yo sé que aunque... ¡Ay!
— ¿Qué pasa amor? — preguntó alarmada al verla tocarse el vientre presintiendo lo peor — ¿Te duele? Por amor a Dios Venus, vámonos ya mismo, llamaré una ambulancia.
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𝘽𝙀𝙉𝘿𝙄𝙏𝘼 𝙌𝙐𝙄𝙈𝙀𝙍𝘼 ♀♀
RomansaBendito sea el día que el universo unió los caminos de Tamara y Venus. Bendita la suerte de encontrarse cuando la fe estaba perdida. El loco amor de una ingeniera civil que encontró en la indigente con los ojos más hermosos del mundo todo lo que nec...