El amor no conoce de tiempos cuando las almas están destinadas a hallarse; lo inaudito se hace tan cotidiano que en lugar de asombrar solo acrecienta el sentimiento.
¡Que bendición compartir la magia!
Tamara cuidó el sueño de Venus hasta el amanecer, la ayudó en absolutamente todo antes de ser trasladada al área de ginecología dónde practicarían un ultrasonido de seguimiento, paso fundamental para darle el alta que les permitiría regresar a la ciudad.
La ojos grises no le soltó la mano ni un momento durante el traslado por los fríos pasillos del hospital hasta llegar al cuarto de imagenología; dando ese apoyo repleto de amor que tanto necesitaba la sagitariana.
— Lo siento — intervino amablemente la enfermera que las recibió — solo puede entrar la paciente.
— Todo va a salir bien mi cielo, estaré esperándote — susurró Tamara dejándole un pequeño beso en la frente — te adoro.
— Las dos pueden pasar — se escuchó con fuerza una voz varonil desde el interior del área.
Al levantar la mirada la ojos grises se topó con quién menos lo esperaba; el doctor del día anterior, ese que tanto la ignoró en su momento de angustia. Un pequeño duelo de miradas que solo ambos pudieron entender se desató, la lucha del poder y la razón, el amor y los prejuicios; a final de cuentas parecía que el doctor había logrado entender la situación, al menos la respetó.
Siguiendo las indicaciones, Venus se acomodó en la camilla recibiendo sobre la piel de su vientre el gel totalmente frío que la hizo temblar; Tamara a su lado le acariciaba con cuidado el cabello dándole una dulce sonrisa, para ella también todo aquel movimiento era nuevo, durante su embarazo de Vida jamás asistió a un lugar así, el centro médico del pueblo era tan limitado como inaccesible en la mayoría de casos.
— Tal cómo lo conversamos ayer, se observó un pequeño desprendimiento en placenta, quería asegurarme que todo seguía dentro de los límites seguros antes de que vaya a casa. De más está recordar que es un embarazo de riesgo. ¿Acaso no le dieron el seguimiento correcto en la clínica de fertilidad?
— No fue por tratamiento — respondió Venus totalmente sería, en bajo tono y sin mirarlo ni un segundo.
— Eso es lo de menos — replicó Tamara haciendo respirar profundamente al doctor buscando aún adaptarse a la situación — ¿Podemos perderlo?
— Ahora solo depende de la mamá seguir las indicaciones.
A penas el transductor se desplazó por el abdomen de Venus la pantalla del aparato cobró vida; resultaba bastante complicado al comienzo descifrarlo, pero varios movimientos después se pudo observar la diminuta y algo extraña silueta.
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𝘽𝙀𝙉𝘿𝙄𝙏𝘼 𝙌𝙐𝙄𝙈𝙀𝙍𝘼 ♀♀
RomanceBendito sea el día que el universo unió los caminos de Tamara y Venus. Bendita la suerte de encontrarse cuando la fe estaba perdida. El loco amor de una ingeniera civil que encontró en la indigente con los ojos más hermosos del mundo todo lo que nec...