Una misión que decidiría el futuro sin sospecharlo.
Venus detuvo gran cantidad de taxis pero la mayoría al escuchar "La casona" simplemente se negaban, otros tanto la miraban feo y sin decir nada más arrancaban la huida a toda velocidad; entre las miles de almas que se regocijaban del esplendoroso pueblo turístico se empezó a perder la sagitariana, adentrándose en lo que era la realidad paralela de aquel lugar.
Astutamente recordó que los dos agentes policiales que se les habían acercado conocían a Tamara, no dudó en ir a la estación y como la suerte siempre estaba de su lado ahí estaban, alistándose para comenzar su turno.
— ¿Tamara? No me diga que la siguió molestando ingeniera, se lo dijimos.
— No, no. Para nada, es solo que olvidé decirle algo, pero no tengo como localizarla, nadie me quiere llevar a la casona y no sé si vendrá a la plaza esta noche.
— No le recomiendo ir a ese lugar sola ingeniera, es peligroso. Además, Tamara es como un gato, se mueve por todos lados, seguramente no está ahí.
— ¿Siempre ha vivido ahí? — tanteó la historia con el nada reservado agente.
— En realidad no recuerdo tanto, creo que vivió de pequeña con su mamá en el albergue a las afueras del pueblo, pero las sacaron porque la señora jamás dejó el vicio y un día simplemente desapareció; desde entonces Tamara hace de todo un poco y duerme donde le toque — contó con ligereza — Le dije, es como un gato, jamás sabes su siguiente jugada.
— ¿Ella, ella también consume drogas? — un ardor le nació en la boca del estómago esperando aquella respuesta, la pregunta salió casi en un hilo de voz, se negaba a aceptar que una mujer tan fuerte, bonita y elocuente estuviera metida en el cruel mundo del vicio.
— Que yo sepa no y menos desde que tiene a la criatura, parece una leona defendiéndola cuando alguien se acerca, ya usted lo vio — negó varias veces al ver la sonrisa perdida de Venus al recordar el incidente de la anterior noche — lo mejor será que la espere en el parque.
Vencida pero no derrotada, Venus aceptó el consejo, aunque no estaba dispuesta a seguirlo, su ansiedad era enorme como para esperar por horas un encuentro que no estaba segura si podía darse; suspirando se sentó a las afueras de un pequeño bar estilo colonial con mesas de madera, una espumante cerveza helada, algunos maní y su inseparable vape sabor a menta.
— ¿Dónde está Sra. Ruíz? — sonrió divertida al recordarla pataleando cuándo el vigilante las separó — sí, es una salvajita. Una que seguramente ahora me odia y con justa razón — el humo que emanó sus labios se disipó en el ambiente — nadie merece vivir así.
La gente pasaba frente a ella, pero ningún rostro le devolvía la tranquilidad, hasta que vio a ese hombre, el mismo que le había arrebatado la cámara en la mañana. Sin perderlo de vista removió en su bolso sacando algo de efectivo, guardó muy bien el vape y sigilosamente le persiguió los pasos, observó que detrás del mercado principal había un pequeño e improvisado puesto de motos dedicadas al transporte, las comúnmente llamadas moto-taxis.
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𝘽𝙀𝙉𝘿𝙄𝙏𝘼 𝙌𝙐𝙄𝙈𝙀𝙍𝘼 ♀♀
RomanceBendito sea el día que el universo unió los caminos de Tamara y Venus. Bendita la suerte de encontrarse cuando la fe estaba perdida. El loco amor de una ingeniera civil que encontró en la indigente con los ojos más hermosos del mundo todo lo que nec...