¿Cuántas veces podemos vivir una primera vez?
2 horas transcurrieron desde que llegaron al hospital, 2 horas en los que Tamara no se despegó de Venus ni por un segundo a pesar que era evidente que ella también necesitaba atención.
— No tengo idea como lograste que nos ingresaran sin identificación, pero por favor Tamara, deja que te curen las heridas ¡Ay! — se quejó al tratar de moverse en la camilla.
— Eres la mujer más linda que conozco pero también la más necia; no lo haré Venus, no puedo moverme hasta saber que todo está bien — apretó su mano dándole un suave beso en el dorso — además, nacer en la calle te da cierta ventaja de pensamiento — expresó con ese aire de orgullo que a Venus le fascinaba ver — bueno, eso y que la abuela Ruth envío foto de tu cédula por el aparato este — movió el celular en su mano — por fortuna siempre lo tienes encima y no sufrió daños en tu repentino ataque de salvar al mundo.
— Salvar el mundo no, salvar mi mundo y ese eres tú, escapista. ¿Qué hubiese pasado si ese auto me manda a la otra vida?
— ¡Venus! No juegues con eso — advirtió con los ojitos a punto de empañarse — perdóname mi cielo, por favor.
— No tengo nada que perdonar, en teoría fue mi culpa, pero todo valió la pena por ese "mi cielo" — le acarició suavemente la mejilla haciéndola sonreír — Ahora dime desde cuando sabes usar el celular, creo que me he perdido de mucho.
— En realidad no lo hice, una linda enfermera me ayudó; supongo que vio mi cara de pánico.
— ¿Linda enfermera? — levantó la ceja con cierta sospecha de aquellas palabras que poco usaba Tamara.
— Si, fue muy amable y... Espera, espera ¿y esa cara? ¿Estás celosa?
Venus no dijo nada, solo giró el rostro analizando con su mirada a cada enfermera que rondaba aquel largo pasillo donde aún esperaban el alta médica; quería conocer el concepto de "linda" que Tamara tenía.
— Te ves hermosa así tan seria — le susurró la ojos grises al oído — me muero por quitarte a besos los celos.
— Y yo porque lo hagas. Soy una mujer pacífica y lo sabes, pero por defender lo mío soy capaz de todo.
— ¿Soy tuya?
— Tu misma lo dijiste, mi mujer para siempre. No me digas que ya cambiaste te opinión.
— Eso nunca muchachita — se acercó suavemente a su rostro dejando un pequeño beso en la punta de la nariz — me costó mucho admitirlo cómo para arrepentirme.
— ¿Te costó mucho? ¿Porque soy mujer?
— Si, una mujer perfecta y yo una simple indigente a la cual salvaste del olvido; no tengo absolutamente nada para ofrecerte y mira, por mis berrinches te he puesto en riesgo más de una vez — negó — no entiendo que viste en alguien como yo.
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𝘽𝙀𝙉𝘿𝙄𝙏𝘼 𝙌𝙐𝙄𝙈𝙀𝙍𝘼 ♀♀
RomanceBendito sea el día que el universo unió los caminos de Tamara y Venus. Bendita la suerte de encontrarse cuando la fe estaba perdida. El loco amor de una ingeniera civil que encontró en la indigente con los ojos más hermosos del mundo todo lo que nec...